Por
Miguelina Medina
Santiago,
R.D.-El Ateneo Insular dedicó su encuentro literario de junio
al escritor José Miguel Soto Jiménez, acto que tuvo lugar en el
Centro de Espiritualidad San Juan de la Cruz.
Las
tres sesiones de trabajo intelectual fueron dedicadas a la vasta producción
literaria del distinguido poeta, ensayista y narrador.
Por Miguelina Medina
Santiago, R.D.-El Ateneo Insular dedicó su encuentro literario de junio al escritor José Miguel Soto Jiménez, acto que tuvo lugar en el Centro de Espiritualidad San Juan de la Cruz.
Las tres sesiones de trabajo intelectual fueron dedicadas a la vasta producción literaria del distinguido poeta, ensayista y narrador.
Al
iniciar la actividad, don Bruno Rosario Candelier ponderó la categoría
académica del escritor, y el poeta interiorista Oscar de León Silverio
hizo un breve recuento de la buena relación que mantuvieron ambos cuando
pertenecían a la academia militar, y, por supuesto, expresó su admiración por
sus obras literarias.
José
Miguel Soto Jiménez valoró la obra del Ateneo Insular
Desde
el comienzo la actividad tuvo un carácter ameno. El aviso de Rosario Candelier
de los variados estudios que tendrían lugar prometían conocimientos,
informaciones y noticias nuevas. Sorprendió el homenajeado cuando, con gran
salero y tierna disciplina, preguntó al Maestro: «¿Yo estoy sometido al
silencio o puedo decir algo?», a lo que el Rosario Candelier respondió
sencillamente que podía hablar cada vez que él lo deseara.
He
aquí el primer aporte cultural que el historiador y poeta, pleno de alborozo,
regaló a los presentes:
"Dentro
del orden más formal posible, quiero darles las gracias, sobre todo por su
presencia y su atención, y lo más importante, haberme leído, para eso vive la
gente que tiene el gusanillo del escritor.
No
quiero decir esto simplemente para agradar, pero ustedes saben que yo tengo la
vocación de leer, y yo creo que esta organización, esta institución, este Ateneo
Insular rompe con una vieja y aberrante costumbre nacional en las artes y
en las letras dominicanas.
Estoy
hablando de que desde finales del siglo XIX y principios del
siglo XX había toda una lucha entre los escritores del interior y los
escritores capitaleños; una lucha muy desigual porque, por ejemplo,
refiriéndome a las ciudades como Santiago, que no tenía la dimensión de la
Capital entonces, pero siempre hubo un movimiento literario muy importante".
"Sin
embargo, y es lo más importante y por lo que yo quiero referirme a la
importancia que tienen ustedes, es que hubo grandes escritores interioristas
que fueron discriminados. Era una lucha a muerte, y yo digo que, para mejor
suerte para los capitaleños, porque finalmente los escritores de las provincias
tenían —sobre todo los escritores de Santiago— instituciones muy importantes
como la Alianza Cibaeña, creada por Eugenio Deschamps, y el Ateneo Amantes de
la Luz, creado por Manuel de Jesús Peña y Reynoso".
"Pero
esos escritores cibaeños fueron muy importantes, no solamente en la vida
literaria sino en la vida política. Uno de ellos fue el profesor Juan Bosch,
que, como ustedes saben, es vegano, y entonces estuvo discriminado; y el otro,
discriminado también, fue el doctor Joaquín Balaguer, de Navarrete, radicado en
Santiago.
Entonces,
de manera familiar, por lo que yo conozco muy bien, está mi abuelo, Miguel
Ángel Jiménez, santiaguero también, y eso produjo que los tres se unieran para
romper y poder trascender la coraza capitaleña.
Por
eso entre las interioridades y las leyendas políticas, Balaguer y Juan Bosch
siempre fueron amigos.
El
que más tarde emigró a la Capital fue mi abuelo, pero llegó un momento en que
los tres estuvieron en la Capital, buscando vida, naturalmente".
"Pero
quiero decirles que cuando le pasó el incidente político a Bosch, que se quedó
en el exilio, Trujillo directamente mandó a buscar a mi abuelo y a Balaguer
para tomarle en cuenta que si ellos sabían que Bosch iba a hacer lo que
finalmente hizo.
Interesante,
que Bosch cuando se fue dejó aquí dos hijos; para que ustedes vean la historia
lo que es, que mi abuelo y Balaguer mantuvieron ese núcleo familiar por algún
tiempo, en lo que Bosch se establecía.
Pero
quiero señalar, cómo esto, el Ateneo Insular rompe precisamente para
darle voz a los que no tenían voz".
"Y
hay intentos literarios importantes, y sobre todo de Balaguer; fíjense que
Balaguer era un santiaguero de pies a cabeza. Balaguer, entonces, comienza a
hacer obras, como La guía emocional de la ciudad romántica, para exaltar
la Capital y poder hacerse del aval de los capitaleños, que era donde se batía
el cobre, realmente. Le decía yo a un amigo que Joaquín Balaguer, seis veces
presidente de la República, perteneció a todas las sociedades culturales
importantes del país: perteneció a la Academia Dominicana de la Lengua, a la
Academia Dominicana de la Historia, al Ateneo.
Balaguer
con eso no se perdía, y fíjense que Balaguer era un político de tiempo
completo".
"Pero
lo que ustedes están haciendo es rompiendo esa vieja barrera de esa lucha, que
ya no existe como antes, pero que todavía persiste y persiste en el imaginario
popular. Entonces, yo creo que eso es muy importante. Junto con ustedes está
pasando un fenómeno que a mí me apasiona mucho, porque la gente de los pueblos
está escribiendo la historia de sus pueblos, y entonces están contribuyendo con
eso al contexto histórico en general porque una de las tragedias de nuestra
historia es que nuestra historia está dispersa.
En el
proceso de investigación hay alguien que dice que, hay que volver a reescribir
la historia, sobre todo por el lado que ha tenido siempre, no ahora, la
politización del oficio mismo de historiografiar.
Entonces,
señores, mi gratitud de nuevo, al Ateneo Insular por esta
invitación".
Bruno
Rosario Candelier: "Poética cósmica, cuántica y mística de Soto Jiménez
en Cosmogramatón".
El
doctor Bruno Rosario Candelier expresó que José Miguel Ángel Soto Jiménez,
nacido en "Santiago de los Caballeros. R. Dom., en 1956, conocedor de la
historia dominicana, cultor de la ciencia de la milicia, estudioso de la
mística de la Kábbalah, investigador de la palabra criolla y autor del arte de
la creación verbal, sorprende con la publicación del poemario Cosmogramatón,
creación impregnada de una alta erudición humanística a la luz de la sabiduría
espiritual del Cosmos".
Afirmó
que este autor, "al contemplar el esplendor del mundo y valorar el sentido
cósmico inherente a lo viviente, observa no solo la organización de las cosas
mediante el ordenamiento inherente en el Cosmos, sino que como pensador de
nuestro tiempo y creador de alto vuelo, al modo de los antiguos pensadores
presocráticos, ausculta el sentido trascendente de la naturaleza y, en virtud
de su talento poético, intuye los fenómenos de la Creación, lo que entraña una
indagación estética, cuántica, cósmica y mística de la realidad, que es la
tarea de la alta creación poética",
"Nuestro escritor hace
poesía, más aún, poesía mística, porque indagar el sentido cósmico, sagrado y
misterioso de lo creado es tarea de la mística, y canalizar ese sentido a
través de la lírica, es hacer poesía mística, como la que ha hecho nuestro
ilustre militar, escritor y académico de la lengua al escribir este
singular poemario de alta prosapia espiritual, Cosmogramatón, una
radiografía poética, cósmica, cuántica y mística de lo viviente a la luz de su
formación estética, intelectual y espiritual».
Explicó:
«Conforme el trasfondo estético y espiritual de esta obra memorable, puedo
inferir cinco conceptualizaciones de índole cósmica, teológica, cuántica,
estética y mística»: «Quien siente y vive el sentido cósmico de lo viviente
puede conocer el sentido místico del mundo, aunque para sentir y vivir el
sentido místico de lo viviente —el más alto estadio de la sabiduría sagrada—
hay que sentir y vivir el sentido de lo divino, el más alto peldaño de la
espiritualidad humana".
Y
añadió: "El agraciado autor de esta reveladora obra poética, paradigma del
arte de la creación verbal a la luz del sentido cósmico y cuántico, revela una
conciencia mística, paso previo para merecer la revelación divina»: «Desde
luego, no es la verdad de la ciencia ni la verdad filosófica, ni la verdad
poética, sino la vivencia de la fe y la conciencia de la sabiduría mística, la
mejor forma de explicar y valorar la existencia de Dios, y la mejor manera de
vivir el sentimiento de lo divino.
Desde
luego, nuestro poeta entiende que la ciencia es la mejor forma de encontrarnos
con Dios: “Porque a pesar del argumento, / sin los paradigmas de la fe y las
creencias / la ciencia es la única forma de explicarnos / y encontrarnos a Dios
/ y mientras más se avanza y se descubre, / más cerca parecemos estar de
tropezarnos con Él”".
Dijo
que esta reveladora y grandiosa obra de Soto Jiménez «está llamada a perdurar
en la historia de las letras dominicanas por la hondura de sus reflexiones
cuánticas, la sapiencia de sus disquisiciones cósmicas, la elevación de su
formación espiritual, la hondura de su pensamiento reflexivo y la belleza de su
lírica mística».
Finalmente, expresó que «Cosmogramatón, poemario inspirado en una triple perspectiva cuántica, interiorista y mística, aborda el sentido de la Creación del Universo mediante una mirada científica, estética y espiritual con el enfoque del sentido cósmico, el fundamento de la física cuántica y el encanto del arte de la creación verbal. Fuero de una concepción espiritual de sagrada prosapia divina, y cauce de un fecundo aliento luminoso con alto vuelo estético y espiritual». Academia Dominicana de la Lengua entregó presea al homenajeado.
Dentro del marco de este homenaje que el Ateneo Insular realizó en honor de Soto Jiménez, el director de la Academia Dominicana de la Lengua, don Bruno Rosario Candelier, junto a otros académicos de la lengua entregó un diploma de reconocimiento al excelso escritor.
Así
reza la inscripción de la presea, leída por el director en cuyo texto consigna
que «en atención a sus méritos lingüísticos y literarios, el aporte humanístico
de su sensibilidad estética y espiritual y su contribución al estudio de la
idiosincrasia nacional mediante el arte de la creación verbal, esta corporación
le otorga el presente reconocimiento académico a José Miguel Soto Jiménez».
José
Miguel Soto Jiménez agradeció a la Academia Dominicana de la Lengua
«Yo
quiero decirles a todos, que me alegra mucho que, al dirigirse a don Bruno,
ustedes le llamen como yo le llamo, Maestro, porque ese es un galardón, un
vocativo que nadie se lo ha dado, sino que él se lo ha ganado durante toda su
vida. Entonces, haciendo una mezcla de todas esas cosas, yo quiero decirles que
me he sentido plácidamente bien, no solamente porque me han leído, sino el
¡sentirme interpretado.!
Una
de las cosas que yo sentía más ofensiva era que me mal interpretaran. Así, una
aproximación a todo lo que yo he oído, yo siempre he tenido una condición que
yo reconozco, y es que yo escribo como hablo, o sea que eso me da una
legitimidad, que no deja de ser un problema gramatical porque ahí se cuelan
muchísimos modismos de dicciones que yo uso. Pero eso quiere decir también que
yo escribo lo que yo uso».
Cronología
de las jornadas
Cuando
el general Soto Jiménez llegó a la estancia del encuentro literario con sus
asistentes Patricia Blanco y Vanessa Estrella, muy amablemente saludó a cada
uno de los participantes del encuentro. De diversas partes del país llegaron
escritores interioristas: de Santo Domingo, San Francisco de Macorís, Miches,
Higüey, La Vega, Moca, Puerto Plata, Hato Mayor y Santiago. He aquí una breve
reseña de las ponencias se presentaron en honor del distinguido letrado:
Víctor
Escarramán presentó un estudio sobre la obra de Soto Jiménez
titulada Memorias de Concho Primo. Explicó que la misma evidencia que «la
historia se puede contar de diferentes formas y colores; que la novela, el
relato y la poesía seguirán abrazándose y levantando la copa para rememorar
leyendas victoriosas o evocar nostalgias de cementerios».
«El
volumen inicia con una ambientación semejante a la creación del universo, según
el relato bíblico del génesis, pero retrotrayéndonos a la creación de la isla,
donde un dios indígena metido en la magia del areito, crea la raza originaria
desde la cosmovisión mística de los aborígenes»: «En el principio solo era
selva, lujuria del sol en la anatomía salvaje de la cordillera virgen. Sensualidad
del agua sobre el inhabitado sexo de la tierra. Después la sangre llegó dando
saltos por las islas, y fue de la tarde a la mañana el día primero (p.27)».
Juan
Carlos Mieses expuso sobre Las 58 leyes del poder de Juancito
Trucupey, del homenajeado escritor: «Este libro resume la complejidad
del pensamiento literario, político y social de José Miguel Soto Jiménez;
no es una adaptación ni una paráfrasis ni una tropicalización y mucho menos una
platanización del libro de Greene»: «Las 58 leyes del Poder de Juancito
Trucupey son advertencias de un sabio, un campesino que ha sabido
subsistir en un mundo hostil, y en plena evolución histórica, que comparte sus
reflexiones con nosotros. El tema central es la dominicanidad.
El
autor utiliza un efectivo recurso didáctico y de síntesis que ha utilizado ya
en otras obras: toma un símbolo, un objeto o un personaje y lo convierte en el
eje alrededor del cual giran sus meditaciones. Eso hace que cada libro de Soto
Jiménez parezca representar un nuevo capítulo de una plural y compleja obra de
análisis y de reflexión de nuestra nación.
Esta
vez el eje lo constituye la figura alegórica de Juancito Trucupey y
sus refranes».
Miguel
Solano: «Yo empiezo a creer que en el mundo espiritual los polos diferentes (“positivo-negativo”)
se desplazan, no conviven: odio y amor no viven juntos en un mismo cuerpo,
vienen de dimensiones diferentes y actúan individualmente.
Intuimos
la posibilidad de que el simbolismo simultaneo de una imagen sea el resultado
de varias interpretaciones con múltiples emocionalidades». Indicó que «es
en el poema donde primero empezamos a ver el fenómeno cuántico de la
superposición.
¿A
qué distancia emocional estaría el odio del amor?.
Pienso
que las emociones solamente conectan con sus asociados, con sus aliados.
El
amor, se une a la compasión, la compasión con la empatía, la empatía con el
deseo sexual...: “Tal como si existiera un registro pluridimensional, / que
alcanzara la estructura celular de las amebas, / descubriendo el silencio
interminable de los protozoarios».
En la
lectura de Cosmogramatón podemos hallar esa lógica, esa refinada
capacidad para tolerar el dolor, para hacer de su impertinencia un manjar de
versos».
Miguelina
Medina expresó, sobre el poemario Cosmogramatón de Soto Jiménez:
«Por la magna argumentación que registra esta exposición se puede interpretar
que su analítica la sobrellevó el autor intensamente a través del tiempo, que
no es algo que surgió momentáneamente.
Lo
sorpresivo fue el golpe de la respuesta»: «Los 19 poemas que contiene esta
obra, a cada uno el autor le llama “Canto”, pues narran el proceso del
“desconcierto” por el cual pasó en un momento de su vida, y en este sentido
todos forman parte de una pieza discursiva integra, pero, sobre todo, es la
traducción de paz que le dio el autor a su encuentro personal con Dios, por eso
canta su alcanzada cima.
Todos
están llenos de la expresión de ese súbito con que las respuestas que buscaba
le llegaron: «Y si… Y si…»: «Y si “como es arriba es abajo”. / Y si “como es
abajo es arriba”. // Y si ambas cosas intemporales en sus formas / tienen
parecidos intrínsecamente alucinantes. / Semejanzas que al parecer disímiles /
poseen reconocidos nexos vinculantes».
Los
interioristas agasajaron al ilustre escritor con un despliegue de
poemas. Josanny Moní leyó de su autoría: «Presencia oculta»; de Rafael Peralta
Romero Miguel Solano leyó un poema que escribió en honor de su hija; Elidenia
Velásquez leyó de su poemario Sabor a mujer; Andrés Ulloa, «Lluvia
irreverente» y «Ciudad del embrujo en mis ojos, Puerto Plata»; Oscar de León
Silverio: «No sé dónde me pondré el abrigo»; Leopoldo Minaya, «El último
regreso»: «Ay, madre, / qué será de mí / cuando ya no pueda / sostenerme en pie
/ ni atrapar con mis ojos el amplio derredor».
Terminada
esta lectura de poemas, los interioristas continuaron departiendo con el escritor amenamente
y deleitándose con el nuevo foro de conocimiento.
Iniciada
la sesión dominical Miguel Ángel Durán explicó sobre el libro de
Soto Jiménez Los motivos del machete: «“Sacándole filo al machete” es el
título de uno de los primeros capítulos de este interesantísimo libro, y se
hace adornar con una frase plena de sentido estético del ilustre cibaeño Ramón
Emilio Jiménez: “Con mano varonil historia hiciste, / y del pliego de gloria
que escribiste, / fue la pluma divina tu machete”».
Afirmó
que «definitivamente es valedero confirmar que el machete entró con la
Conquista y trajo consigo la agresividad; también trajo el recuerdo de la
espada con la que nuestros antecesores se defendieron».
Manifestó:
«Después de la lectura de esta elocuente obra de nuestro ilustrísimo escritor santiaguense, José
Miguel Soto Jiménez, entendimos que el machete no es solo una extensión del
brazo del hombre comprometido sino también es una sensible, acaso metálica
extensión de la Palabra y del buen juicio».
William
Acevedo Fernández, sobre Malfiní, radiografía de un magnicidio. Estudio
forense de la muerte de Trujillo, de Soto Jiménez: «Esta obra literaria de
carácter histórico puede muy bien catalogarse como un tratado.
Esta
obra monumental y trascendental, por su tamaño (757 páginas) y por sus
innumerables detalles (2157 notas al pie de la página y 194 fotografías, mapas
y bocetos), fue editada tres veces en un mismo año y en tres meses consecutivos
(mayo, junio, julio de 2020), por la gran acogida de lectores».
«La
estructura de este tratado la sostienen cuatro columnas: un preludio de una
introducción y tres capítulos para presentarnos de una forma objetiva y diáfana
los hechos ocurridos antes y durante el magnicidio; la titulada “Retazos de una
madrugada interminable”, compuesta en ocho capítulos; la titulada “Buscando un
preludio para el 30 de mayo”, desarrollada en ocho capítulos.
La
última, “La gesta: héroes, hombres, hechos, causas, razones, circunstancias y
azahares del 30 de
mayo”».
Por
su parte, Luis Quezada Pérez, en Dominicaneando: Los tres
nombres del después de siempre, de Soto Jiménez, señaló: «Estamos ante un
autor que es un fino conocedor y cultor de la identidad dominicana.
Es un
hombre que cree en esa “fuerza inadvertida” que posee el pueblo dominicano para
poder sobrevivir a todas sus grandes crisis, como lo expresa en un párrafo
hermoso que sirve de dedicatoria del libro: “Al pueblo dominicano, que, con la
fuerza inadvertida de su propia suerte, ha sobrevivido a todas sus grandes
crisis y derrumbes centenarios, para continuar librando, a brazo partido, las
batallas tremendas de su mismo destino, entre las calamidades catastróficas de
la esperanza, y las consecuencias milagreras de su voluntad”»: «En su
libro, Soto Jiménez dice: “Somos lo que hablamos y nuestra llave maestra
está en lo que decimos cotidianamente, eso es lo que nos descifra, lo que nos
descodifica, lo que nos descompone el alma en sus matices primigenios, y porque
nos parecemos demasiado a nosotros mismos, hemos hecho a nuestros refranes,
proverbios, dichos, frases, cuentos y palabrotas a nuestra propia imagen; y no
hay manera de escapar de esa similitud inadvertida”».
Para
concluir la actividad, José Miguel Soto Jiménez, a la invitación de don Bruno
Rosario Candelier, pronunció las palabras de cierre: «Yo estoy sumamente
complacido, no porque todos los poetas tienen una dosis de vanidad. Más allá de
eso, del ejercicio mismo del análisis de mi obra, yo la considero, en todos los
casos, muy acertadas.
Hay
gradualidades, naturalmente, pero esas gradualidades no son si es buena o mala,
son gradualidades que se acercan a la percepción que yo tengo de ellas. En el
grado que se acercan, esa es la medida.
Pero
yo les digo, que casi todos los trabajos son dignos de publicación, de
reproducción.
¿Cómo
qué? ¿Como incremento del ego de Soto? No; como instrumento de la comprensión
de esos esfuerzos que se han hecho».
«Yo
veo que es muy importante que esto se mantenga con otros autores, porque es una
forma de lograr lo que los autores no pueden lograr que es interpretar con
objetividad sus propias obras.
Pero
yo me siento muy bien, por la sencilla razón (y felicito a los que hicieron ese
trabajo) que yo he pasado por ahí también, y sé, en muchos casos, la polémica
que significa eso. A mí me pasa, no con esos análisis, sino con los prólogos».
«Y yo
debo alentarlos a que sigan, con los métodos que están utilizando, con los
puntos de vista que ustedes han utilizado, porque veo, en el
desarrollo, en la dinámica de esto, que aquí se practica la libertad de
discrepar. Por ejemplo, ¿quién les ha dicho a ustedes que uno de los derechos,
en este tipo de actividad, no es disentir, y yo he visto entre ustedes,
inclusive, que disienten.
Entonces,
yo lo veo eso sumamente importante, ¡porque yo creo en eso! A pesar de que yo
soy guardia, a despecho de ser guardia, yo creo en eso. Las tertulias se basan
en eso».
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