Fotos por Leonel Matos Ceballos.
Fuente Listín Diario.
Por Lourdes Aponte
Santo Domingo, RD.-En el
apartado sector de Valiente, Santo Domingo Este, viven los Félix. Para llegar a
su hogar hay que atravesar un camino sin asfalto, con rocas y que da la
sensación de que allí nadie vive. Que es un lugar inhóspito.
En la pequeña casita verde
limón, hecha a base zinc, madera y sin piso, viven Brainer (hijo), Yeni
Ramona (madre), Nidia (abuela) y Milciades Félix (tío).
Es una familia que
necesita mucha ayuda, que lidia con la pobreza y enfermedades físicas, pero que
no se le borra la sonrisa.
Duermen en la misma cama Brainer, su
madre y su abuelita, esta última con casi 100 años. Mientras que el
tío duerme en un terreno prestado al lado de la casa.
Brainer, hijo de Yenni y con
24 años de edad, padece de hidrocefalia, una enfermedad que causa la
acumulación de líquido dentro de los ventrículos profundos del cerebro, que
termina agrandándole el cerebro.
El joven cuenta con una
válvula peritoneal en su cabeza.
Ha llevado varias
intervenciones quirúrgicas y su estado de salud cada día trae consigo un nuevo
afán.
Su padre lo abandonó cuando
era pequeño, y su madre se ha entregado en cuerpo y alma a cuidarlo.
Brainer necesita medicamentos
para sobrellevar su enfermedad, dinero para transportarse para ir al médico,
alimentos y una cama.
Yenni Ramona Félix, padece
cáncer en el paladar, esto no le permite alimentarse o hablar de forma normal.
Tras varias sesiones de
radioterapia y quimioterapia su lucha continúa por las secuelas de la misma.
“A veces tengo que dejar
perder citas, porque no tengo dinero para el pasaje de ir y venir del
hospital”, confirmó la madre, quien se atiende en el Oncológico.
“Yo tengo muchos mareos, pasé
hambre y no tengo para comprar los medicamentos que me tocan. Pero con que
ayuden a mi hijo yo sería feliz, tengo tiempo dando todo sola y ha venido mucha
gente a prometerme cosas que nunca terminan de llegar”, añadió Yenni entre
lágrimas, al hablar con reporteros de este diario la pasada semana.
Dijo que la secretaria de la
primera dama Raquel Arbaje la llamó y lo aseguró que sus medicamentos ya
estaban aprobados, “y de eso ya va casi un año”.
Yenni es madre de tres hijos,
y solo Brainner vive con ella.
Sus otras dos hijas formaron familia.
Milciades Félix, hijo, tío y
hermano.
Desde hace siete años
Milciades orina por vía de una sonda. Relató su calvario cuando esta se
tapa y no tiene dinero para ser atendido de urgencias.
A veces ha tenido que
aguantar el dolor como puede, ya que sabe que su hermana hace hasta lo
imposible por ayudarlo.
“Mi parte (el pene) se pone
negra y no puedo ni hablar”, citó el caballero.
El señor tuvo un accidente en
su trabajo, el cual hasta la fecha lo ha dejado incapacitado, un compañero de
labores lo chocó de forma accidental provocando con el fuerte golpe que la
uretra resultó perforada por uno de sus huesos.
Milciades prestaba sus
servicios como trabajador externo al Ayuntamiento de Santo Domingo Este
(ASDE).
Nadie de su sector laboral lo
ha ayudado económicamente.
“La única que me ayuda es mi
hermana, y mire todas las cosas que tiene arriba. Me siento mal porque no la
puedo ayudar y ella es para todo”, declaró Milciades.
Con una vida marcada por una
desgracia que no se buscó, el señor Milciades Félix junto a su fiel
compañero, un perrito de nombre Toby, pasa su inicio de vejez en una casa
ensamblada de zinc y palos, rodeado de la tierra y la escasez.
El terreno donde vive
Milciades es prestado por un familiar y pasa el día en casa de su madre y su
hermana.
La vivienda de Yenni
Yenni se levanta dándole
gracias a Dios y recitando su oración diaria.
“Mi hija, yo puedo
perder cualquier cosa menos la certeza de que mi Dios me escucha”, esas fueron
sus palabras de Yenni al recibirnos en su humilde hogar.
Un par de días atrás unos
desaprensivos entraron a la vivienda llevándose una parte de las pocas
pertenecías de la familia tales como estufa, espejo, el tanque de gas y un
pequeño televisor, este último siendo el único entretenimiento de ellos en sus momentos
libres y para compartir juntos.
“A veces para que ellos
duerman más cómodos yo me tiró al suelo y ella cuando se da cuenta va y me
quita para cambiar con ella porque yo sufro de los huesos”, fueron las palabras
de doña Nidia, madre de Yenni y abuela de Brainer.
“La suerte es que mis vecinos
son muy buenos, se han vuelto parte de mi familia y me quieren a mi hijo
muchísimo”, destacó Yenni Ramona.
Con muchas recetas que
comprar tanto para ella como para su vástago, no pierde la ilusión de poder
darle todo lo que se necesite.
De la misma manera madre e
hijo necesitan de atención dental como parte de sus procesos de salud, Yenni porque
la prótesis de su cáncer ya no da abasto y Braiener para poder comer.
Esta familia necesita una
mano amiga que no se quede en promesas y las cumpla, para poder mejorar su
calidad de vida y así que sus días transcurran con tranquilidad.
La hospitalidad y el trato
excepcional de personas que no tienen bienes materiales, pero sí la bondad de
un corazón que no se cansa de dar amor.
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