insuperables en los estadios en Santiago Rodríguez. Ahora, su misión es desaprender para ayudar a jóvenes en las disciplinas deportivas.
Por Marcelo Peralta
SABANETA, Santiago Rodríguez, R.D.- El softbol, bautizado por el deporte de la bola suave nació en la ciudad de Chicago en el año 1887.
Surgió cuando veinte jóvenes se reunieron en el gimnasio del club de botes
de Farragut para oír el resultado del juego de Football entre los equipos de la
Universidad de Harvard y el de Yale.
Este deporte, practicado por personas de avanzada edad
fue introducida en la República Dominicana en el año 1930.
El gestor fue el pastor evangélico Enrique Rivera
Vives.
Rivera Vives escribió un libro en su época y de la existencia de esa obra deportiva
da testimonio Don Rafael Antonio Santana Suero-Fellito-.
Pero, en Santiago Rodríguez era practicado por
personas los fines de semana con edades superior a los 30 y 40 años.
Al pasar los tiempos, se incorporaron algunos con músculos
desarrollados, lo que motivó que los viejevos se retiraran por temor a recibir “pelotazos”.
Era el deporte para
consolidar amistades y el compartir después de cada jornada.
Décadas pasadas, surgieron
jóvenes, quienes además de participar en equipos de béisbol amateur, también incursionaron
en el softbol.
Las fortalezas que exhibían
como atletas llamó poderosamente la atención de seguidores de esta disciplina.
En Santiago Rodríguez surgieron
jugadores de la estirpe de Julio Durán, Federico Thómas, Manuel Thómas, los
hermanos Calín, Osvaldo Villalona.
Freddy Almonte y sus
hermanos; de igual Rafael, Checo y Angel Saint Hilaire; Ángel Lora, German
Castro, José Rolando Beltrand, Héctor Gómez, Arsenio Bourdierd, Luis
Pérez, Roger Rodríguez, Miguel Caba, Juan Saint Hilare, Euripides Zapata, César
Cabrera, Isidro Ureña, Zenón Rodríguez, Papo
Pérez, Benny Rodríguez, entre otros.
Los hermanos Ignacio y Elías
Rodríguez; Víctor Espinal, Cuco Mercado, Rigoberto Chávez, Santiago Rodríguez,
Julio Nolasco, Fausto Vargas.
Pero, un trío de jóvenes que
causó sensación, impusieron récords con sus batazos de largos metrajes, escribiendo
sus estampas atletas gallardos en la historia y en el tiempo.
Modesto Taveras, Fernando Gómez-Catuca
y Cirilo Gil-Vagá- plasmaron sus nombres en los libros del compilador Don
Adolfo Báez.
En sus mejores tiempos hicieron
ejemplos de perseverancia en el deporte
de la “bola lenta”.
Cada viaje al cajón de bateo
de Fernando Gómez, Modesto Taveras y Cirilo Gil era disfrutar de un espectáculo
que emocionaba a los fanáticos y hacía balancear a los lanzadores.
Conquistar éxito deportivo
nunca es tarea fácil, aunque hay atletas como Gómez, Taveras y Gil que fueron
perseverantes y consistentes para alcanzar sus metas y cumplir sus sueños.
Transcurridos los años, sus
recuerdos calan en la memoria de quienes jugamos contra ellos y de aquellos menores
que se fugaban de sus padres para ir al estadio a observar los juegos.
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