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» La democracia verdadera defendida por sinceros demócratas.

Por: Ramón Antonio Veras.
1.- Creer en la verdadera democracia no es
pregonarla como buena, sino luchar para
que los pueblos la disfruten plenamente. Cacarear que las grandes mayorías vivan su democracia
en la forma que la han concebido y constituyen, es ser coherente de pensamiento y práctica. Hay
que ser pregonero, vocear la democracia con sabor a pueblo y honrarla para que
no sea marchitada, pisoteada y burlada.
2.- Así comodebe ser respetada la decisión de los
norteamericanos a tener una democracia de un solo partido con dos nombres, y
donde una minoría de colegios electorales se impone a millones de electores,
también debemos ser respetuosos con los cubanos y los venezolanos a instaurar en Cuba una democracia de obreros,
campesinos, trabajadores del campo y la
ciudad; de soldados y civiles, y en
Venezuela la democracia bolivariana con una composición heterogénea de clases y capas sociales
diversas.
3- Aquellos que creemos en la decisión de los pueblos
y hemos sido respetuosos hasta de esa democracia burguesa que en sus inicios promovíala lucha
contra el feudalismo, y estaba en favor
de la libre empresa, la libertad de la propiedad privada y llegó a democratizar el régimen estatal.
4.- Apoyamos la
lucha democrática porque nos identificamos con la implantación y consolidación
de los principios democráticos, y
la brega de los países
capitalistas dependientes por la
vigencia y profundización de las
libertades democráticas. La pugna que llevan hoy Cuba, Venezuela, Bolivia,
Nicaragua y otros, es por construir su democracia acorde con los intereses de sus
pueblos y de acuerdo a sus propias condiciones internas. Ese duro batallar es,
pura y simplemente, por romper las ataduras que
traban el derecho a una vida
mejor.
5.- Los intereses monopolistas norteamericanos, y sus
aliados desvergonzados de América Latina
y el Caribe, han hecho alianza impúdica para impedir por todos los
medios que los latinoamericanos y caribeños
que, en sus respectivos países son las mayorías, construyan su
democracia y se den la organización económica estatal que más convenga a sus
legítimos intereses nacionales.
6.- En nuestra región los pueblos Cuba y Venezuela son
víctimas de las guerras más diversas por
parte de la administración de Donald Trump y sus cómplices en la OEA, el
Grupo de Lima, la Unión Europea, y
otros nefastos organismos de igual formación guerrerista.
7.- Los demócratas sinceros que abrazan ideas progresistas, están llamados a
hacer causa común con los pueblos que
son agredidos por defender su derecho a la independencia y plena soberanía, así
como a decidir su destino creando sus organizaciones económicas y estatales
propias.
8.- El imperio recurre contra Venezuela a la guerra de
baja intensidad, con su componente de
guerras de nervios para por medio de noticias falsas crear estado de excitación
en la población; guerra de precios para generar la competencia desenfrenada;
guerras tirantes para fomentar odio y conflictos internos entre hermanos’;
guerra económica en gran escala para impedir la compra en el extranjero de
medicamentos e insumos para las empresas; robo del patrimonio nacional en el
extranjero; bloqueo aéreo, marítimo, comercial, financiero y diplomático.
9.- Además, el imperio utiliza el sabotaje contra Venezuela y los pueblos que deciden crear su democracia
al margen de la voluntad imperial. Es obra imperialista hacer fracasar, perjudicar a los gobiernos democráticos
mediante acciones terroristas y daños internacionales encubiertos contra las
instituciones, la economía y asesinar a los principales dirigentes y líderes.
10.- Todo un
conjunto de operaciones terroristas ha ejecutado la administración norteamericana
contra el gobierno que el pueblo de Venezuela eligió democráticamente, y con la
agravante de que el imperio por medio de
sus agencias de prensa logra hacer creer
que el culpable de la crisis
venezolana es el chavismo, y no el sabotaje, el terrorismo y las guerras de todo tipo impulsadas por los
círculos terroristas que adversa a la democracia creada por las masas populares.
11.- En cada país, los hombres y mujeres más
consecuentes están en la obligación de
hacer causa solidaria con los países agredidos, como Cuba, Venezuela, Nicaragua
y otros, que procuran romper las cadenas de la opresión extranjera y de la
minoría nacional que le hace de cómplice.
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