Lo último que un gobierno debía permitir. Atracadores queman viva banquera en Licey.

Foto ilustrativa.

Por Marcelo Peralta.

Santiago, R.D.- Sólo en una país salvaje, sin gobierno, carente de autoridad, traidores a la Patria, traficante de drogas, criminales, asesinos, indolente, inescrupulosos, insensibles, vendedores de la Soberanía, se puede permitir que los niveles de la delincuente llegue a estos extremos.  

Un grupo de delincuentes quemaron viva a una empleada de una banca de lotería que se resistió a un atraco en Monte Adentro, Municipio Licey al Medio, provincia Santiago, en el Cibao Central.

La víctima es Yokasty Altagracia Campos, de 30 años de edad, y madre de un niño de tres años, quien está grave en la Unidad de Cuidado Intensivos del Centro Materno y Especialidades Infantil del Municipio Santiago de los Caballeros, cuyo estado es muy delicado.

Yokasty Altagracia Campos, una madre en la flor de su vida productiva, al borde de la muerte a causa de las quemaduras y su criatura que podría quedar huérfano, en un país donde exista un gobierno responsable, con autoridad y sensible, esos delincuentes a esta hora tuvieran "boca arriba y con velas en cada esquina".

Es inconcebible que la delincuencia tenga más poder que el "blandengue de gobierno" que controla los bienes y seguridad de más de 10 millones de personas, que hechos como estos se verifiquen contra personas honestas y trabajadoras, que pagan impuestos al Estado para estar seguros y lo que encuentra es la muerte y la violencia. 

Los ladrones entraron a la banca exigiendo donde trabajaba Campos entregar el dinero de la venta del día quien se resistió. 

Y los forajidos respondieron rociando gasolina y pegando fuego al negocio con la banquera dentro.

Campos sufrió quemaduras en todo el cuerpo,  que la mantienen en estado muy complicado de salud en un centro asistencial de Santiago.

Moradores de Monte Adentro, Municipio de Licey al Medio y Don Pedro en Santiago, denuncian que esas zonas están controladas por los delincuentes y vendedores de drogas en donde la Policía ni siquiera se atrever a penetrar.

En esas barriadas, todos los moradores conocen a los delincuentes, traficantes y consumidores de drogas, sin embargo, temen denunciarlos por temor a ser asesinados.