Roque Gutiérrez.
Por Marcelo Peralta.
marceloperalta2016@hotmail.com
Santiago, R.D.- Nacer ciego no ha sido óbice para
que Roque Gutiérrez se convierta en un afamado acordionista.
La música es su vida ya que sin ella sería una gran
equivocación, porque no tendría otros medios para la subsistencia.
Gutiérrez es una persona que ha recorrido gran parte
del país alegrando corazones y pide al presidente Danilo Medina ayuda para terminar de vivir tranquilo
Le dijeron que nació en Nagua, Provincia María
Trinidad Sánchez.
Esta es una de las provincias que ha producido
muchos músicos.
Vivió muchos años en el Municipio Sabaneta, Provincia
Santiago Rodríguez donde nació la República Dominicana en el año 1844, situada
en la Región Noroeste.
En la actualidad Roque Gutiérrez tiene su domicilio en
el Municipio de Esperanza, Provincia presidente José Desiderio Valverde en la
Región Noroeste, lugar hacia donde se mudó después que su hermano, Arnulfo muriera, quien era
ciego también y tocaba el acordeón.
Roque Gutiérrez dice que la música en la vida de los
seres humanos.
Sonríe porque tocando su acordeón lleva alegría a
los demás.
“Yo le toco a las gentes, porque ellos pueden verme
aunque yo no pueda” dice.
Desde joven domina ese aparato con el que hace magia
por sus destrezas.
Es un extraordinario músico.
Un ejemplo del dicho que reza que quien persevera,
alcanza.
Por la falta de ayuda para formar una agrupación se
ha convertido en un músico callejero.
Varios días a la semana, se traslada en guaguas del
transporte desde el Municipio de Esperanza
a Santiago a buscarse, como dice a ganarse el dinero para asegurar “Las tres
calientes”.
Narra que con la muerte de su hermano, Arnulfo Gutiérrez
quienes nunca se vieron aunque andaban juntos, porque ambos eran ciegos, ahora
que tiene que andar solo, la vida se le ha complicado.
Hace años atrás, ambos vivieron en el Municipio
Sabaneta en la Provincia Santiago Rodríguez, tocando fiestas en barrios, zonas
rurales, bares y en el Parque Municipal.
Roque Gutiérrez es tecladista de un acordeón que
data desde hace décadas, porque, según narra no tiene para comprar uno más
avanzado.
Ante las condiciones de su aparato, dice
que se ha adaptado a enfrentar los retos y desafíos que se impone en su
trayecto.
Toca su acordeón y canta los merengues de antaño.
Con ello deleita a los parroquianos quienes colaboran
y así llevar el dinero para comprar el “moro que sirven para las tres
calientes” como son desayuno, comida y cena.
En sus testimonios, Roque Gutiérrez dice que a los lugares
que va las personas los quieren.
Confiesan que quienes lo escuchan pueden verlo a él.
Y que por el contrario por su ceguera él no puede
hacer lo mismo.
A pesar de todo, ha aprendido a confiar en Jesús y a
depender de lo que sabe que es tocar su acordeón.
Confiesa que ha estado en varios escenarios con
músicos talentosos.
Recuerda, que aunque hace una “pila de años” vivió
junto a su hermano en la casa de Juana Carrasco en el barrio Bolsillo.
Memorizó que Juana Carrasco tenía varios hijos, entre ellos recuerda que eran Ramón y
Bartolina.
También de que tenía nietos que el nombre de una de
ella era María.
Se enteró de que Juana Carrasco había muerto hace
varios años.
Su peregrinaje por Santiago Rodríguez le dio mucha
experiencia y dice que quiere mucho a sus gestes porque son buenas.
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