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Santiago, R.D.- Un día 2 de
febrero del 1973, hacen hoy justamente 46 años del desembarco en que el coronel,
líder constitucionalista y pasado presidente de la República, Francisco Alberto
Caamaño y sus compañeros vinieron desde Cuba en un yate y entraron al país por playa
Caracoles en la provincia sureña Azua de Compostela.
Caamaño y sus compañeros de
travesía llegaron llenos de valentía, patriotismo, enamorados de un puro ideal
a desafiar la dictadura implantada por el gobierno del presidente Joaquín
Balaguer a vencer su dictadura o morir con el decoro, la dignidad de los
verdaderos patriotas como los caracterizaban.
A su arribo a su tierra y otros de países vecinos que lo acompañaban
querían combatir la forma en que vivía el pueblo con una situación desesperante,
originada por el terror político de los oprobiosos 12 años de Joaquín Balaguer, alimentado por
los aires de la guerra fría y las acciones genocidas de la post guerra para
exterminar a los jóvenes que soñaban con otro abril para liberarse de los
remanentes de la dictadura del sátrapa Rafael Leónidas Trujillo Molina.
El héroe de la guerra de
Abril del 1965 coronel Francisco Alberto Caamaño desembarcó en playa Caracoles
de Azua, en la zona Sur del país para impulsar una guerra de Guerrilla en la Cordillera
Central que lograra las metas truncadas por la segunda intervención militar
norteamericana.
En el desembarco comandado
por Francisco Alberto Caamaño, estaban a Heberto Giordano Lalane José, Mario
Nelson Galán Durán, Juan Ramón Payero Ulloa, Ramón Euclides Holguín Marte,
Alfredo Pérez Vargas, Toribio Peña Jáquez, Claudio Caamaño Grullón y Hamlet
Hermann Pérez.
Del grupo sobrevivieron a
la lucha guerrillera, Toribio Peña Jáquez, quien se extravió en el desembarco y
viajó a Santo Domingo, trató de gestionar apoyo político y militar al
movimiento, así como Claudio Caamaño Grullón y Hamlet Hermann Pérez.
El
sacrificio.
A esta altura de la
historia es difícil entender el sacrificio del Héroe de Abril, sobretodo,
cuando la teoría del Foquismo alimentada por el legendario Ernesto Che Guevara
ya no es la opción más viable para impulsar procesos de cambios en América
Latina.
Sin embargo, aquellos eran
los tiempos de las leyendas, donde la experiencia de la Revolución Cubana
inspiraba sueños de victoria por todo el mundo.
Ahí estaba el movimiento
revolucionario que exaltaba la necesidad de abrir cuantos frentes fueran
posibles para dispersar las fuerzas del imperialismo que se combatía en Asia,
África y América Latina.
En ese momento, cientos de
jóvenes eran asesinados en las calles de República Dominicana, apresados,
perseguidos, golpeados y torturados por el simple hecho de disentir políticamente
de la forma en que se gobernaba al país.
Caamaño padecía en carne
propia el sufrimiento de los jóvenes que empuñaron las armas con él en la
Guerra de Abril y luchaban por un cambio político.
A pesar de la inseguridad que había en el país y el terror, Caamaño lo arriesgaba todo por liberar a
su Patria del gobierno dictatorial que encabezaba Joaquín Balaguer y apoyado
por los gobiernos norteamericanos.
Pero, su empeño estuvo
marcado por el interés de liberar al país de la dictadura que mantenía
Balaguer, impuesta a fuego y sangre sobre la juventud, las mujeres, los
trabajadores, los campesinos, para liquidar los privilegios de los monopolios
norteamericanos que se dedicaron a saquear las riquezas y mermar la Soberanía Nacional’,
como lo proclamó en varias ocasiones Claudio Caamaño Grullón, quien fue uno de
los sobrevivientes.
Claudio recordaba que
Francisco Alberto Caamaño Deñó fue el patriota más consagrado, el hombre más
honesto y sacrificado por su pueblo durante el siglo XX.
Afirmaba de que siempre estuvo
con Caamaño en su época de militar, de combatiente en la Guerra de Abril, en el
exilio, sus entrenamientos y en la guerrilla hasta la muerte.
Sabes bien de sus sacrificios.
Hoy a 46 años de éste desembarco, se impone que el
sacrificio que los jóvenes dominicanos deben valorar en este tiempo de tantas
angustias, dispersión y confusión, es emular el patriotismo enarbolado por Francisco
Alberto Caamaño Deñó.
Con el fusilamiento de Caamaño,
el pueblo humilde, llano y patriótico perdió a unos de esos hombres, de esos
líderes que por su capacidad de entrega, de sacrificio y sagacidad no son tan
frecuentes en los pueblos.
Un hombre de esas
cualidades al servicio del bienestar del país que no soñaba con hacer fortunas
para asaltar y mantener el poder, que no admitía la corrupción que desde esos
tiempos asolaba a República dominicana ni se permitiría pensar en sumarse al
carrusel de los 400 nuevos millonarios del régimen de los 12 años.
Que por estatura histórica está ubicado junto a Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sánchez, Matías Ramón Mella, Gregorio Luperón, Santiago Rodríguez, Enrique Jiménez Moya, Manolo Tavárez Justo y otros, que nunca han tenido reparo frente al peligro, ni siquiera de la muerte a la hora de colocarse del lado de los intereses de la patria.
A su caída hace hoy 46 años,
Francisco Alberto Caamaño Deñó vive con más fortaleza cada día en los corazones
de los dominicanos.
La caída de Caamaño dejó un
vacío que arrastramos a nuestros días.
En varios de sus escritos
en la Revista Ahora, lo decía el periodista Orlando Martínez asesinado en la
dictadura de Joaquín Balaguer de que había que analizar el hecho histórico de
aquellos días.
Caamaño Deñó: Herido y fusilado.
Herido, Francisco Alberto
Caamaño Deñó fue fusilado en las montañas de San José de Ocoa dirigido por el
alto mando militar, el día 16 de febrero de 1973, hecho que trasciende más allá
de la cobardía de quienes creyeron matarlo.
Junto a él fue asesinado
Lalane José, quien había sido capturado herido.
De ellos, sólo Alfredo
Pérez Vargas cayó en combate ese día contra las fuerzas criminales del terror
de los 12 años implantado por el nefasto Joaquín Balaguer y sus lacayos.
En otro combatiente, como Holguín
Marte murió de hambre y frío, a orillas del arroyo Los Limoncillos, donde había
sido dejado momentáneamente por el grupo guerrillero sobreviviente.
Mientras que Galán Durán y
Payero Ulloa fueron heridos en una emboscada en Los Mogotes, arrestado y
asesinados por el mismo alto mando militar que sediento de sangre y torturas
actuaban a sus anchas.
Loor y Gloria Eterna a sus memorias!.
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