
Monique Barbut, secretaria ejecutiva de la CNULD.
Aunque
prevalece la creencia de que no hay disponibles fondos para proyectos contra la
desertificación, una conferencia internacional de la Organización de Naciones
Unidas-ONU- celebrada esta semana en Guyana reveló exactamente lo contrario.
La Convención de las
Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD, o UNCCD por sus
siglas en inglés) echa por tierra la noción de que no hay fondos disponibles
para que los países prevengan, reduzcan o reviertan la degradación de suelos.
Monique Barbut, secretaria
ejecutiva de la CNULD, dijo que hay millones de dólares disponibles para
proyectos de Neutralidad en la Degradación de las Tierras (NDT). Crédito:
Desmond Brown/IPS
La secretaria ejecutiva de
la Convención, Monique Barbut, dijo que hay millones de dólares disponibles
para proyectos de Neutralidad en la Degradación de las Tierras (NDT) basados en
sólidas pautas científicas y principios de respeto a los derechos humanos, tal
como se establece en el tratado.
El concepto de neutralidad
representa un cambio de paradigma en las políticas y prácticas de manejo de
suelos, brindando un marco para contrarrestar la prevista pérdida de tierras
productivas con la recuperación de áreas degradadas.
Hasta la fecha, más de 100
países se han embarcado en procesos nacionales para determinar e implementar
objetivos voluntarios de NDT como parte de su contribución con el punto 15.3 de
los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
“Tenemos unos 25 países que
han decidido fijar lo que llamamos sus objetivos NDT. Pero la nuestra es
diferente de muchas otras convenciones. Nosotros también hemos decidido
realizar un seguimiento de la implementación”, explicó Barbut a IPS.
Barbut dialogó con IPS en
el marco de la 17 sesión del Comité para la Evaluación de la Implementación de
la Convención (CRIC17, por sus siglas en inglés), que se realizó entre el lunes
28 y el miércoles 30 en Georgetown, Guyana.
“Hemos dicho que no alcanza
con fijar objetivos. Ahora quisiéramos que los países vayan tras lo que
llamamos proyectos transformadores. Aquí es donde aparece el debate sobre el
financiamiento, porque esos proyectos transformadores suelen ser de gran
escala”, señaló.
Los países pueden estar
seguros de que, si quieren embarcarse en proyectos de envergadura, la CNULD
financiará la etapa de prefactibilidad, expresó Barbut.
Explicó que los proyectos a
los que se refiere cuestan un mínimo de cinco millones de dólares que pueden
convertirse en millones.
Puso a China e India como
ejemplos de países donde se implementaron estas iniciativas transformadoras a
gran escala.
“Nadie puede decir que el
financiamiento no está disponible. Ninguno de esos proyectos transformadores
está todavía en una etapa en la que vayamos a buscar financiamiento afuera”,
afirmó Barbut.
“Antes de ocupar este
puesto, fui presidenta del Fondo para el Medio Ambiente Mundial que es el mayor mecanismo de
financiamiento del mundo. Y le diré algo que le sorprenderá: la falta de
financiamiento nunca es un problema. El problema es conseguir el proyecto
correcto. Si usted tiene un buen proyecto, siempre hay financiamiento
disponible”, aseguró.
Barbut dijo que la CNULD
quiere ayudar a los países a identificar y construir proyectos, buscar
financiamiento en una etapa posterior “ante todas esas grandes instituciones
multilaterales y bilaterales internacionales”.
“Por ejemplo, estamos
trabajando con Burkina Faso en África. (Allí) decidieron transformar 3.000 de
las 5.000 aldeas que tienen en lo que llamamos ecoaldeas. Al hacerlo,
recuperarán dos millones de hectáreas de suelos degradados y darán empleo a
casi un millón de personas”, señaló.
“Este proyecto insumirá
entre 150 millones y 300 millones de dólares y no tengo dudas de que
recabaremos fondos, porque se hará de modo tal que los donantes aceptarán”,
agregó.
“Muchos países en
desarrollo dicen que no hay financiamiento, y yo digo que no es así. O el
proyecto que presentan no es correcto o no está presentado correctamente para
atraer a los donantes. Nuestro trabajo es ayudarlos a volverlos suficientemente
atractivos”, destacó Barbut.
Citó a Gambia como otro
ejemplo donde la necesaria voluntad política quedó de manifiesto cuando todo el
gobierno, incluido el presidente, decidió embarcarse en un proyecto a muy gran
escala y destinarle todo el dinero que le concedía el GEF.
“Esto significa que ya
tenemos unos 12 millones de dólares asegurados. Solo con hacer esto, mostrando
al mundo que estábamos dispuestos a colocar en esto todo el dinero asignado, ya
conseguimos al Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) que dijo estar
listo para agregar 45 millones de dólares”, señaló Barbut.
En tanto, el guyanés
Richard Byron-Cox, encargado de alineación de programas de acción y desarrollo
de capacidad en la CNULD, dijo también que el financiamiento existe, pero que
los países caribeños tienen varios problemas.
El primero de estos,
planteó, es que en el Caribe la mayor parte de la población no está formada
para afrontar los efectos colaterales de postularse a estos fondos.
“Lamento decir esto, pero
algunos de estos fondos tienen tal procedimiento burocrático que nuestra
población no está entrenada en áreas como cómo preparar proyectos y cómo vencer
a esa burocracia”, señaló a IPS.
“El segundo problema es que
no estamos interesados. Realmente no salimos a buscarlo. En otras palabras, (el
dinero) está allí para ser tomado, pero nosotros no nos acercamos a él de modo
agresivo”, añadió.
Byron-Cox dijo también que
hasta hace poco los países caribeños habían creído que su problema era
solamente el cambio climático, así que estaban concentrados en ese tema y en
cómo conseguir dinero para combatirlo. Sin embargo, estaban enfrentando otro
problema.
“Buena parte de quienes nos
dan dinero nunca quieren realmente dárnoslo para tierras.
Prefieren dar dinero
para construir un hospital, porque en ese caso todo procede de donantes del
exterior: las ventanas, las puertas, los retretes y los ingenieros que lo
construyen. Entonces dan 10 millones de dólares que después vuelven a ellos”,
explicó.
“Fuera de eso, cuando algo
se rompe en el hospital o si se necesita nueva maquinaria hay que volver a
ellos. Así que, en definitiva, ellos le habían dado 10 millones de dólares,
pero le terminan dando 20 millones”, agregó.
Entonces, según Byron-Cox,
como los países caribeños saben que los donantes no suelen estar dispuestos a
dar dinero para tierras, ni siquiera se molestan en pedirlo.
Es tiempo de que los
gobiernos del Caribe designan un supervisor que abarque todo lo relativo al
ambiente en cada país, dijo, y uno de sus roles sería hallar los recursos
necesarios.
“Si tuviéramos un enfoque
regional donde se compartiera la pericia, sería más fácil abordar este asunto”,
expresó.
“No tengo ninguna duda de
que se puede hallar financiamiento. Está allí, y nosotros tenemos que salir a
buscarlo agresivamente”, sostuvo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario