Foto de archivo.
Por Marcelo Peralta.
San Ignacio de Sabaneta,
Santiago Rodríguez, R. D. – En la apretujada cárcel que
opera en la Fortaleza General Santiago Rodríguez, de aquí, decenas hombres de
origen dominicanos y haitianos violadores leyes están “encerrados”,
“apiñados”, “carentes de espacios”, “durmiendo unos encima de otros” y
expuestos a contraer enfermedades.
La situación actual de los
confinados, al decir de algunos de sus familiares podría desencadenar un
desastre humano patológico.
De ocurrir una catástrofe
humana, familiares de los confinadlos culparían al Gobierno del Presidente
Danilo Medina por la alegada indolencia de las autoridades locales, nacionales,
a las deficiencias del sistema político, el carcelario, por solo hacer
inversiones en ciudades de mayores poblaciones habitacionales.
El lugar fue construido en
principios para privar de libertad a 40 personas que violaban las leyes y
normas establecidas en la Constitución de la República, pero que hoy día están
presos más de 200 seres humanos soportando las inclemencia de un sistema
carcelario deficiente y cumpliendo condenas por delitos cometidos.
La actual población
carcelaria que posee la Fortaleza General Santiago Rodríguez y su viejo
sistema, situado en la calle Pedro Thomas, número 56, frente al Parque Profesor
Juan Rosado Capellán, al que no ha llegado la modernidad podría desencadenar
una epidemia.
Al decir de familiares,
allí existen presos haitianos y dominicanos, una cantidad que sobrepasa los
límites establecidos por ley.
Algunos con condenas
definitivas aplicadas por los tribunales, a otros le han aplicado medidas de
coerción y una considerable cantidad vienen de otras cárceles.
Debido a la falta de
espacio, en ese precinto están juntos “mansos y cimarrones”,
“apiñados” y “pudriéndose” debido a las deplorables condiciones de
insalubridad, por la ineficiencia y las indolencias de las
autoridades carcelarias.
Dicen que el sistema
carcelario implementado en la cárcel debe ser cambiado con la construcción de
un nuevo local en donde los confinados tengan espacios suficientes para
ejercitarse.
Representantes de sectores
locales están cansados de “arrodillarse” ante las autoridades de Santiago
Rodríguez, a las de la Procuraduría General de la República y la Dirección
General de Prisiones pidiendo humanizar las condiciones de los presos, sin
embargo, sus palabras se las lleva “el viento”, caen en un “vacío” y se las
traga el Desierto de Sahara, ya que nadie en las altas instancias los escucha.
Desde que la provincia de
Santiago Rodríguez fue creada en 1948 se ha venido
reclamando mejores condiciones del entorno, sin que sus voces tengan
“ecos” en las esferas del Estado.
En ocasiones, el saliente
Procurador General de la República, Francisco Domínguez Brito prometió cambiar
el sistema tradicional existente en la provincia por considerarlo arcaico
implementado en la época de la dictadura de Rafael Trujillo Molina, pero todo
quedó en planes truncos.
Domínguez Brito lamentaba
que sistema vulneraba la dignidad de los seres humanos, negándoseles hasta la
rehabilitación, que se fomentaba la corrupción, permite la permanencia
delictiva dentro del recinto, no obstante nunca hizo nada por mejorarlo.
El pasado funcionario
permaneció todo el tiempo en el cargo y nunca logró humanizar a los presos en
Santiago Rodríguez, quedando todo en “palabrerío”.
La
misma promesa.
En iguales términos se
mostró el Procurador General, Jean Alian Rodríguez quien en una visita a la
zona declaró que había hecho un gran esfuerzo por enfrentar el problema de esa
cárcel, hasta ahora con resultados negativos.
Y afirmaba que cuando se
construyera una nueva cárcel, los internos tendrían otras condiciones donde
imperaría la disciplina, limpieza, obediencia, quedaría atrás la insalubridad y
nunca ha hecho nada.
Rodríguez dijo en una
visita a la zona que toda persona que ha cometido un delito tiene derechos
consagrados en la Constitución República que deben ser respetados, aparte
de condiciones humanas saludables.
Sus aseveraciones fueron
con “bombos y platillos”, al considerar que a los presos hay que garantizarle
la salud, educación, buena higiene, salubridad, alimentación adecuada, porque
son derechos inherentes dentro del Modelo de Gestión, con trato igualitario,
sin privilegios adicionales.
Prometió trabajar para
completar la transformación en todos los recintos actuales que operan bajo el
modelo tradicional, lo que permitiría la rehabilitación de los
presidiarios tratando de buscar que al cumplir sus penas reincorporarse a la
sociedad.
A pesar de los
ofrecimientos, todo quedó en el limbo y sus palabras se las llevaron los
vientos.
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