Hoy 27 de febrero del año
2018, en un aniversario de la Independencia del 1844 debía ser para los
dominicanos sensatos y dolientes de la Soberanía Nacional un día de luto,
lágrimas y congojas, porque la Patria por la que tanto luchó Juan Pablo Duarte
contra los invasores, hoy está llena de nuestros auténticos enemigos como son
los haitianos.
En cada casa de los dominicanos
conscientes hay en sus corazones y labios incompetencia a causa de las heridas
ocasionadas por empresarios y políticos que en componendas con organismos
internacionales han traído a centenares de famélicos haitianos, bajo el
pretexto que la Isla es una sola.
Consciente estoy que hay
haitianos que buscan sobrevivir como seres humanos, pero, otros, en cambio,
llevan en sus cabezas ideas diferentes, y algunas acciones malsanas.
Cada dominicano ve a su
tierra con ojos del alma porque tratan de sembrar árboles, cuidar los ríos,
producir alimentos, proteger el medio ambiente, la higiene, contra a los
haitianos quienes lo hacen de distintas maneras.
Haitianos, hembras y
varones vienen a pisotearla y a desafiar a los dominicanos, porque los
representantes de organismos internacionales les han vendido el cuento de que ellos
tienen derechos ya que es una sola Isla.
Sí, estamos de acuerdo con
que la Isla sea una sola, pero habitada por personas con ideales, idiomas,
culturas, lenguas, modales, hábitos y suelos diferentes.
Los 48 mil kilómetros
cuadrados que tiene la República Dominicana es diferente a los 27 mil que posee
Haití.
Las reservas espirituales
de los dominicanos son distintas a las de los haitianos en sentido general.
Ha de imponerse que los
dominicanos creyentes en su Patria no perder la fe en el porvenir, y que a sus
hijos y nietos les inculquen que ellos serán los que gobernarán en el mañana.
Pero, deben orientar a sus hijos
y nietos que deben hacerlo como Juan Pablo Duarte que sintió amor por su
terruño y nunca aceptar que vengan a gobernar foráneos a imponer su
transculturación.
En la actualidad percibimos
que hay dominicanos que han perdido respeto por su país, sin embargo, los que
tenemos principios seguiremos luchando.
En cada hogar ocupado por dominicanos
a cada instante cae una de lágrima por la presencia masiva de haitianos y haitianas,
porque los traidores políticos, empresarios la hipotecaron, se arrodillaron ante
los inquisidores internacionales y nacionales a costa de aumentar sus riquezas.
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