Explicación
Las épocas, como períodos
prolongados en el desarrollo de la sociedad humana, están marcadas por
acontecimientos de significación y procesos sociales con rasgos
característicos.
I.- Mi profesor, Leoncio
Ramos, Lombroso y los tatuajes
1.- El doctor Leoncio Ramos,
en la Universidad de Santo Domingo, impartía la cátedra de criminología en el
primer curso de la Facultad de Derecho. La tarde del día jueves 11 de enero del
año 1962, el doctor Ramos, llegó al aula donde nos encontrábamos sus alumnos y
luego de un saludo respetuoso, inició el desarrollo del tema de su asignatura,
refiriéndose a Cesare Lombroso y el criminal nato.
2.- El profesor Ramos, en su
exposición dijo que en su momento Lombroso, con fines de investigación, visitó
varias cárceles italianas, y comprobó que la mayoría de los reclusos condenados
por crímenes espeluznantes tenían tatuajes en sus brazos.
3.- Al escuchar lo dicho por
el profesor Leoncio Ramos, me pasó por la cabeza la idea de que no era de gente
buena grabarse dibujos en la piel.
4.- Lo relatado por el
profesor Ramos, en torno a Lombroso, los tatuajes y los criminales, me conmovió
el ánimo, y me puso detenidamente a pensar.
5.- Durante mucho tiempo, vi
con extrañeza, me causó asombro, ver en mi país a seres humanos con marcas en
sus cuerpos. Me sentía sorprendido por el hecho de una persona física marcarse,
algo que solo había visto en algunos animales domésticos, para sus dueños
distinguirlos por la estampa como propios.
6.- El hecho de que memorice
lo narrado por el doctor Leoncio Ramos, sobre la opinión de Lombroso y el
criminal nato, no quiere decir, en modo
alguno, que acepte semejante
tesis en los marcos actuales del estudio del delito, el delincuente y la causa
generadora del crimen.
7.- De la generación de
mujeres y hombres, de la cual formo parte, la consideración que tenía de
tatuarse no era buena ni mala. Pura y simplemente, no existía ese concepto en
el pensamiento de los dominicanos y dominicanas de mi tiempo, como tampoco la
idea de las computadoras.
II.- No estoy prejuiciado
contra los tatuajes
8.- Por formación personal e
ideológica, no soy dado a comportarme con exagerada admiración por cualquier
asunto que está en boga. Por el contrario, a lo nuevo le doy la bienvenida,
siempre y cuando no vaya en contra de las buenas costumbres aceptadas como
formando parte de la cultura de nuestro pueblo.
9.- La artificialidad no
forma parte de mí. El fingimiento no lo ejecuto ni lo impulso; procuro estar
identificado con la naturalidad, vivir en permanente llaneza y ejecutar la
sencillez como práctica de vida.
10.- Con relación a los
tatuajes, no tengo juicio alguno preconcebido. No procedo a juzgar algo sin
conocer su origen y esencia. Procedería con ofuscación si manifiesto o siento
algún prejuicio contra los tatuajes.
11.- Mi único hermano de
padre y madre, que todavía vive, en su época de juventud decidió dibujarse un
tatuaje en su brazo izquierdo. De igual manera, uno de mis más fieles amigos,
de origen extranjero, tiene un tatuaje en uno de sus brazos.
III.- Los tatuajes están aquí
de manera permanente
12.- En un pasado reciente
era algo pasajero el dominicano o la dominicana dibujarse la piel, pero hoy es
una cuestión permanente. Se puede decir, que todo pinta a que su aplicación
tiene plena aceptación en jóvenes y adultos.
13.- Cualquier hombre o mujer
de ahora exhibe un tatuaje como signo de estar muy moderno. Es más, se está
viendo como señal de envejecer,
no tener un tatuaje en una
parte del cuerpo que sea llamativa y el dibujo notorio.
14.- Los tatuajes se han convertido
en prueba de estar actualizado. Renovarse es mandar a pintarse en el cuerpo un
amplio dibujo y que atraiga mucha atención.
Ideas finales
15.- No me identifico, en lo
absoluto, con la opinión de Lombroso, sobre la vinculación entre los criminales
y el uso de los tatuajes, pero no veo bien que el ser humano dibuje su piel,
que sería como hacer una silueta sobre madera.
16.- Como ser humano libre,
mentalmente no me someto a la nueva ola de modismo expresado mediante esa cosa
que llaman música, caracterizada por sonidos chirriantes y desagradables, lo
mismo que me choca ver a hombres con los pantalones sostenidos con la correa en
los glúteos.
17.- No me produce agrado ver
a las mujeres con una variedad de colores en sus cabellos, convirtiendo su
cabeza en arcoíris que, aunque novedoso, no deja de cambiar la belleza natural
de su pelambrera.
18.- Lo ideal fuera que los
dominicanos y las dominicanas que se preocupan por un cambio, introduciendo
modos nuevos de vida, utilicen sus energías, capacidad y disposición, material
o intelectual, a los fines de accionando junto al pueblo producir las
modificaciones que requiere la sociedad dominicana.
19.- Debemos estar
conscientes de que las modificaciones en el vestir, el tipo de música, los
refranes y tatuajes, lo mismo que apreciar lo bello y otras expresiones que
observamos en el medio social, sirven para comprobar el cambio de generación
que, con el transcurrir de los años, de manera perceptible, se ha operado en el
país.
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