Tras su presencia, la sociedad dominicana vive en una especie de fantasma y extrañeza que llena de miedo a la población.
Desde el gobierno de Luis
Abinader se guarda silencio sepulcral.
Por Marcelo Peralta
Santiago, R.D.- Inspira
miedo, inseguridad, tensión, incertidumbre, ansiedad y conmoción que un
importante segmento de la sociedad, los niveles de hechos violentos, robos,
falta de garantía estatal a causa de un modelo político y social “fracasado” y
obsoleto.
Otro factor que incide,
aumento de la pobreza, marginalidad, deficiencia en los servicios, altos costo
de la canasta familiar, carencia de voluntad del gobierno en combatir esos
males, que en campaña pregonó y criticó.
Son tardíos los planes de
campaña del actual presidente Luis Abinader de que mejoría la vida social que
vivía la sociedad en el pasado gobierno de Danilo Medina y el PLD, sin embargo,
en la actualidad crece la crisis en las alzas de los bienes, servicios,
incertidumbre, inseguridad, peligros diversos.
En campaña electoral el PRM
tildaba a los supermercados de “terrores” por los altos precios a que se
vendían artículos comestibles, no obstante, en la actualidad, son acerbas e
inaguantables las quejas de usuarios a enfrentar la situación que genera miedo,
acciones psicológicas, económicas y culturales.
Hombres y mujeres que acuden
a los centros comerciales de mayores aglomeraciones se quejan de que lo que el
presidente Luis Abinader “cacareó” y criticó, hasta ahora no ha podido
controlar este fenómeno y dar respuestas positivas al pueblo.
El escapismo, aislamiento de
grupos, familias, colectividades a causa de la presencia de la Covid19, las
políticas diseñadas por el gobierno contra los sectores sociales empobrecidos,
toques de queda contra uno y libertad a otros, en que desde el gobierno se
persigue, asesinan ciudadanos, penaliza, policializa, judicializa, marginalidad
al pueblo llano y favorece a los ricos, son acciones estatales que causan
“roncha”.
Mientras, desde los cuerpos
armados se reprime a un segmento de la población aumentando la inseguridad,
marginalidad, pobreza contra la sociedad llana que sufre hambre, escasez en los
servicios de agua, energía, transporte deficiente, comida y medicina suben
haciendo crecer las enfermedades en la sociedad.
Dentro del gobierno de Luis
Abinader se “tapa la boca” y no enfrentan con coraje y valentía el abusivo en
el agiotismo que tienen comerciantes, industriales con la venta de artículos de
consumo masivo y medicinales.
Además, el ministerio de
Medio Ambiente, es una institución prácticamente nula, porque permite que
destruyan los ríos con la extracción de arena, grava gravilla, corte sin
control de árboles, llegada irregular de millares de haitianos a destruir los
bosques.
Migración que permite la
entrada sin control de haitianos en que muchos vienen a robar, matar, violar
leyes, sin que desde el gobierno se vislumbre una política real y efectiva que
reduzcan esos males.
Nunca en la sociedad, en su
diversidad cultural, política, medio ambiental, geográfica, deportiva se había
percibido una especie de “fantasma” y “extrañeza” como la actual en la Tierra
en la que nació el hombre más insigne como fue el fundador de la República
Dominicana Juan Pablo Duarte.
Salir a las calles, da temor
frente al fantasma que recorre de la manera más
extrañas, que infunde temor a causa de la delincuencia, incertidumbre,
ahora se suma la preocupación que causa la presencia de millares de haitianos
vagando en las calles de este país irrespetando a los dominicanos.
A pesar de sus condiciones
irregulares y la Covid19, muchos de los haitianos, tampoco uso mascarilla, cruceteando en calles, tiendas,
supermercados, lo que se conjuga con las reprimendas del aislamiento, la anomia
social de dimensiones y profundidad que ponen en riesgo la propia convivencia
entre los seres humanos.
Crecen las acciones de
rechazo a la presencia de millares de haitianos en las calles del país,
especial en Santiago, porque la sociedad ignora el objetivo para que se invada
de manera pacífica el país.
Hombres y mujeres desde el
índole y contexto dicen no explicarse las causas de la instrumentalización de la política del
presidente Luis Abinader de “hipotecar” la Soberanía Nacional como lo hizo el
PLD para complacer apetencia de organismos internacionales en echarle a la
República Dominicana la “desgracia haitiana”.
Subrayan que la política
migratoria del gobierno está causando transculturación nociva lo que genera la
repulsa colectiva, recelo, duda de lo que es, será su gestión y la migración
haitiana, porque la forma extraña a que se maneja a la distancia, sin
miramiento al peligro latente el hecho de dejar entrar a millares de
indocumentados sin ningún tipo de control.
Las opiniones de ciudadanos
son válidas, legítimas, razonables a la existencia de que se estaría urdiendo
planes para que en el gobierno de Luis Abinader se imponga de manera brutal,
masiva y a espalda del pueblo la llegada
de millares de haitianos y documentarlos.
Desde hace varios meses la
llegada de millares de hombres, mujeres y niños desde Haití está creando
situaciones que influyen de forma sospechosa, que hasta los niños comentan las
razones que los inducen a venir a “mudarse” a este país, porque alegan que
estas tierras fueron de ellos en el pasado.
Tienden a imponer una visión
ideológica diferente, acentuado hacia el individualismo, críticas, exigente,
competencia, cambio de la vida social, imposición de rasgos culturales, negar
la autenticidad del dominicano a quien consideran de ser el invasor auténtico.
Desde menores, se le muestra en las escuelas la postura de estar
aquí que no se trata de sobrevivencia, sino de alegada insatisfacción de
necesidades culturales, básicas del control, dominio de la parte Este del
archipiélago, porque se les dice que los dominicanos le robaron la tierra que
era de ellos, por lo que pasan hambre, no tiene condiciones y que hay que
recuperarla la parte Este.
Se quejan de que por eso
ellos van a recobrar la isla completa, porque no tienen medios de vida,
impondrán y que tienen que desafiar el hecho de
ir imponiendo sus rasgos sociales, económicos, culturales, religiones,
aprovechar recursos, borrar la historia española y la totalidad dominicana.
Son forma, de poder, manera y
políticas de "sembrar el miedo" como el modo de construir una
sociedad de individualismo salvaje, de separación, exclusión del dominicano,
imponer lo africano, aumentar el aislamiento de demarcación, de espacios,
fronteras reales, simbólicas contra la vertical de la sociedad dominicana.
Las escenas se repiten, bajo
el pretexto de tener el apoyo del gobierno de Luis Abinader.
El flujo se haitiano se
acrecienta tras el viaje a España que hizo el presidente Luis Abinader, donde a
espalda del pueblo, se detalla que el mandatario, habría prometido traer a
millares de haitianos.
La observación, descripción,
hechos constantes, fenómenos de peligro, miedo, situaciones irregulares de
autoridades ante la masiva incursión en la frontera, el trasfondo a la
estructura haitiana, local la que requiere de su propio análisis y
conclusiones.
La llegada de haitianos
masivos, viene a crear grandes problemas a los dominicanos, porque se observa
desfases la presencia de indocumentados.
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