Introducción
1.- Toda aquel que se interesa por la actividad
política, está en el deber de mantenerse avispado; despierto para no caer de
tonto, porque con razón dijo José Martí, “que en política es más importante lo
que no se ve, que lo que se ve”. A veces hasta el más sagaz lo hacen pasar por
alelado, algo así como un estúpido aletargado que vive para dejarse apabullar
por los más listos.
2.- Los Estados Unidos, luego de la segunda Guerra
Mundial, en cada coyuntura histórica y para cada país han aplicado dentro de los
marcos de la Guerra Fría, métodos de lucha conforme sea su interés. De ahí que
han procedido de una forma contra Libia, y otra distinta frente a Cuba. Los
alegatos para lograr los fines perseguidos pueden ser los más desacertados a la
vista de cualquier persona con sano juicio, pero los adecuados para lograr los
objetivos propuestos. Actúan apegados al principio jesuítico de que el fin
justifica los medios.
II.-
Guerra psicológica en Venezuela
3.- La introducción anterior la he hecho porque me
ha sorprendido que algunos amigos de pensamiento democrático se han dejado
confundir con la campaña de desinformación llevada a cabo por el imperio
norteamericano contra Venezuela y el gobierno legítimo presidido por Nicolás
Maduro. La realidad está diciendo que todo aquel que quiere estar al día de las
pretensiones imperiales y de la ultraderecha contra la Revolución Bolivariana,
debe tener en hora su reloj político, pues de lo contrario puede caer de
cándido.
4.- Hace más de cuarenta años, tuve la oportunidad
de leer un trabajo escrito por Rodrigo Rojas, para esa época miembro de la
Comisión Política del Comité Central del Partido Comunista de Chile, con el
título “la Guerra Psicológica del Imperialismo”. El autor hace referencia a la
campaña mediática que precedió al derrocamiento del gobierno democrático
encabezado por el doctor Salvador Allende, y precisa que los medios y técnicas
utilizados respondieron a las recetas contenidas en el manual denominado “Las
Operaciones Psicológicas del Departamento del Ejército de Estados Unidos”.
5.- El citado texto, luego de indicar que la paz es
hoy la continuación de la guerra por medios no militares, señala que el
principal medio “no militar” que hoy se emplea es “la propaganda u operaciones
psicológicas”, que son planificadas o ejecutadas para influir en los
sentimientos, actitudes o comportamientos de grupos extranjeros de modo
favorable al logro de las políticas y pretensiones de los Estados Unidos. Su
objetivo fundamental es crear desaliento, derrotismo y apatía,… estimular a los
individuos a poner su interés personal por encima del colectivo,… intensificar
el interés del individuo en su situación personal y privada, a fin de reducir
su apoyo a los fines colectivos o nacionales,… fomentar escepticismo respecto a
los fines políticos y la ideología de la autoridad local o nacional, si esta es
hostil a los propósitos de los Estados Unidos,… estimular la discordia,
disensión y lucha,… promover el comportamiento desorganizado y confuso,…
fomentar acciones decisivas y antisociales, a fin de socavar la estructura
política del país,… promover y apoyar movimientos de resistencia contra la
autoridad, si esta no es amiga de los Estados Unidos. [i]
6.- Por medio de la “guerra psicológica, y a través
de interminables cadenas telefónicas, mensajes manuscritos y rumores, se induce
al acaparamiento y al mercado negro, amenazando con que tal o cual producto va
a desaparecer del mercado o serán alzados sus precios. Se induce a formar o
provocar colas artificiales. Se hace desaparecer, por la vía del acaparamiento,
productos vitales o de amplio consumo. Se llega al grado de arrojar a los
basureros y a los ríos grandes cantidades de alimentos para lactantes, leche,
biberones, medicamentos, etc. Con ello se logra crear en la población una
sensación de malestar de antipatía, señalando como responsable de toda esta
situación al gobierno que se busca derrocar. El ya citado manual de Operaciones
Psicológicas propicia, a ese respecto, la necesidad de “atribuir la culpa a
quien está en el poder”. La propaganda “tiene más probabilidades de éxito en
una situación de intranquilidad social”.
7.- En la guerra psicológica un interés determinado
se mueve alrededor de una opinión o noticia en la que está de por medio un país
que tiene contradicciones con el imperio norteamericano. Este medio de guerra
psicológica, en lo que se refiere a asuntos económicos, busca distorsionar la
realidad y presentarla como es de la conveniencia del desastre que se busca
hacer creer al pueblo. En esto desempeñan papel importante la televisión, la
prensa escrita y de manera muy acentuada las redes sociales.
8.- Está comprobada la incertidumbre que crea en el
seno de las masas populares la noticia no confirmada que corre de boca en boca,
hasta llegar a tener sentido de certeza. Todo aquello que produce ruido confuso
continuado es un ingrediente importante en la guerra desatada por los
murmurantes que utilizan la habladuría con objetivos políticos aviesos. El
rumor combinado con la influencia del cotilleo que causa terror, es obra
predilecta de los ejecutores de pánico en la colectividad.
9.- Comentarios mal intencionados, puestos a
circular desde un círculo familiar, de amigos o compañeros de labores, producen
efectos odiosos que poco a poco crean pánico. El anuncio de que se va a
producir escasez de leche para los niños, lleva a los hogares la desesperación
y los padres dan demostración de ansiedad injustificada que les mortifica. El
que pone a rodar la falsa información la acompaña con la coletilla de que “el
culpable es el gobierno, y por tal razón hay que salir de él lo más pronto
posible”.
10.- La sutileza de la guerra psicológica hace
posible que la víctima no se da cuenta que con exquisitez ideológica está
siendo utilizada para que haga la función de resonante en el medio social en el
cual habitualmente se desempeña. Mientras más capacidad de influencia tiene el
que hace de atronador de campaña malvada, más dañina es su función
desestabilizadora. Diseminar la idea de que al día siguiente de la mentira
tendenciosa va a terminarse la existencia de un producto alimenticio es una
invitación a que la población se mueva turbada en muchedumbre a comprarlo.
11.- La guerra psicológica tiene como condimento
esencial el horror, y pese a que la política de terror no es omnipotente ni
infalible, el imperio y sus aliados logran desencadenar con éxito campañas de
miedo, odio y pánico entre diferentes sectores de la población.
12.- Las informaciones que nos llegan desde
distintas fuentes ligadas con el imperio, relacionadas con Venezuela y su
presidente Nicolás Maduro, producen grima en cualquier individuo que
ideológicamente no tenga su cabeza organizada y bien amueblada. Lo que se lee o
escucha con tinte venezolano genera espanto, inquietud y repulsión. El anuncio
de cualquier suceso que provenga de los encargados de torcer la verdad sobre la
Revolución Bolivariana, está fabricado para que el receptor del mensaje quede
inmediatamente privado de razonar, anestesiado por completo y con una fuerte
dosis de adversidad hacia todo lo que significa independencia de criterio.
II.-
Recordar el pasado para comprender el presente en Venezuela
13.- Tomando como referencia el pasado, podemos
conocer realidades del presente; un hilo conductor de fenómenos acaecidos en
coyunturas que se presentaron con motivo de procesos democráticos pretéritos,
nos van a servir de edificantes comprobaciones por conexiones de actos
ejecutados ahora, y que lesionan a una víctima de parte de un reincidente
victimario. Las acciones de terrorismo que el imperio ejecutó hace varios años
en diferentes países nos permiten comprender en estos momentos lo que
ocurre en Venezuela. Veamos.
14.- Aquellos que hoy mueven los hilos contra
Venezuela y su Revolución Bolivariana, han estado presentes en: el
derrocamiento del Primer Ministro de Irán, Mohammed Mussadeq, en 1953; el golpe
militar y la caída del Gobierno de Jacobo Albenz, en Guatemala, 1954; agresiones
norteamericanas en Indochina; respaldo a las acciones de los separatistas en
Nigeria en los años 60. En marzo de 1960, el buque la Coubre, fue objeto
de un sabotaje en el puerto de La Habana; el asesinato del primer jefe del
Gobierno del Congo independiente, hoy Zaire, Patricio Lumumba,1961;
intervención militar contra Cuba, 1961; Golpe de Estado contra el profesor Juan
Bosch en 1963; el asesinato de Ngo Dinh Diem, presidente sudvietnamita en 1963;
intervención militar en la República Dominicana, en 1965; Golpe de Estado
en Indonesia 1965; y el putsch de los coroneles en Grecia 1967; las acciones
terroristas contra militares vinculados con el gobierno de la Unidad Popular en
Chile, como fueron los casos de René Schneider y Carlos Prats y el diplomático
Orlando Letelier, y el derrocamiento del Gobierno encabezado por Salvador
Allende en 1973. Las campañas de masacre en Vietnam bajo el nombre codificado
de “Phoenix” y la guerra secreta en Laos, en Angola 1975; en octubre de
1976, un avión de Cubana de Aviación, mientras se dirigía desde Barbados a
Jamaica, con destino a La Habana, fue destruido en un atentado, y murieron
setenta y tres personas a bordo; en Nicaragua, después del triunfo de la
revolución sandinista en julio de 1979, diferentes acciones de sabotaje, entre
las que se destaca la operación de terrorismo en el puerto
Corinto; invasión a Granada en 1983, y la invasión a Panamá en 1989.
15.- Además, en septiembre de 1997,
el turista italiano Fabio Di Celmo, murió, en un hotel de La Habana, víctima de
acto terrorista; el 7 de octubre de 2001 inició de agresión en
Afganistán; invasión a Irak, 2003; intervención
militar en Libia de 2011; ataque a Siria, 2011. En Venezuela, en
particular, dos sabotajes contra PDVSA, incluyendo el ocurrido en agosto de
2012 que dejó más de 40 muertos y más de un centenar de heridos. A los autores
de las acciones terroristas antes citadas, hay que sumarle los más de 600
atentados contra el comandante Fidel Castro, y acumularle los golpes blandos
en Honduras contra José Manuel Zelaya, Fernando Lugo Méndez, en Paraguay,
y en Brasil a Dilma Rousseff.
16.- No hay que ser muy inteligente para darse
cuenta que dentro de la guerra psicológica contra Venezuela y su gobierno
legítimo están las amenazas contra el general Vladimir Padrino López; el
desprecio y burla a los civiles milicianos; la mención insistente de
“ayuda humanitaria”; la posibilidad de una intervención militar y la reiterada
referencia de apoyo de gobiernos al presidente virtual y encargado Juan Guaidó.
17.- Los gobiernos surgidos en América Latina y el
Caribe, fruto de la libérrima voluntad de sus pueblos y han tomado
medidas de contenido económico y social que chocan con los intereses de las
oligarquías nativas y de los monopolios norteamericanos están expuestos a la
agresión.
18.- En razón de que el proceso de cambio más firme
y profundo se está dando en Venezuela, contra este país y su gobierno se ha
lanzado el imperio con más bríos. El pueblo venezolano está sometido hoy a
diferentes guerras con el fin de influir negativamente en la opinión pública
nacional e internacional.
19.- Hay que mantenerse muy despierto para
darse cuenta que Venezuela es hoy víctima de una guerra de nervios
combinada con la guerra psicológica, con el fin de motivar la guerra civil y,
finalmente, hacer posible la intervención militar de los Estados Unidos .
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