Hace 9 años que murió a los 66 Julio Angel Familia el autodidacta bachatero

El bachatero autodidacta que nació en San Juan y creció en Santiago Rodríguez, brillo a manos pala y murió en la humildad


Por Marcelo Peralta


El autodidacta y bachatero Julio Ángel Familia, nació el 15 de octubre de 1950 en el paraje Francisco José, en San Juan, al sur de República Dominicana, se crio en el barrio Bolsillo del municipio de Sabaneta, provincia Santiago Rodríguez. 


Desde niño estuvo rodeado de música, porque en la casa familiar siempre hubo una guitarra, un tambor, instrumentos viejos, lo que aprendió nadie se lo enseñó formalmente, sino que se formó como músico de oídos bien atentos y la pasión metida en el pecho.


Al lado de su casa, vivía don Seito el padre de la merenguera Fefita la Grande quien arreglaba y ajustaba acordeones de músicos empíricos.


Desde joven se notaba que tenía algo diferente.

A Julio Angel Familia gustaba cantar lo que veía, sentía y vivía. 

No hablaba de lujos ni de sueños imposibles.

Lo de él era cantar en el barrio, calle, en el parque Patria en Sabaneta, inspirado en el desamor, traición, deseo, vida real y sin adornos.

Sus hermanos Servio, Danny-Nenito-, Ramires Familia, se inspiraron por la música típica, instrumentos como la güira, tambora, guitarra, trompeta y otros.
De ellos, solo Julio Angel y Ramares Familia sobresalieron.

Ramires Familia estudió en la escuela de música Mateo Cepeda bajo las directrices del maestro Juan Rosado Capellan.

Su hermano Danny Familia estudió música como hobbie y participó en agrupaciones locales en algunos eventos.

Ramires Familia logró tocar en agrupaciones musicales de alta gama.

Mientras que Julio Angel Familia saltó a la fama por su composición El Pajón al descubrir un día a una joven que tenía el pelo de su cabeza alborotado

Esa bachata lo hizo conocido en todos los colmadones, campos y esquinas donde sonaba una radio o una guitarra vieja. 

El tema gustó tanto que la gente empezó a llamarlo por eso mismo: “El Hombre del Pajón”. 

No era un apodo cualquiera, era como decir “ese es de los nuestros, ese canta lo que vivimos”.


Julio Ángel siguió cantando durante muchos años. 

No tenía estudios de música ni arreglistas famosos. 

Tampoco grababa en grandes estudios por falta de recursos economicos.  


Él mismo tocaba su guitarra, muchas veces desafinada y cantaba con el alma rota y la voz raspada.

Así, a su manera, fue llenando el país de canciones como El Ñame, El Salón, La Pistola, La Rueda y El Puñalito de Acero, entre muchas otras.

Era común verlo en fiestas patronales, bares de campo, esquinas con tarimas improvisadas. 

No necesitaba más que su guitarra, un micrófono y una historia que contar. Su bachata era cruda, sin filtrar, pero por eso mismo la gente la amaba.

Vivió sus últimos años fuera del país. 

Se fue por más de 20 años, pero regresó a la República Dominicana ya mayor. Falleció en abril del 2016, en Manoguayabo, Santo Domingo, a causa de un infarto.

Julio Ángel no buscó fama ni dinero. 

Lo suyo fue cantar porque lo sentía. Y eso es lo que lo hace grande. 

Era el hombre de la bachata que dolía, que sonaba real, sin maquillaje.


El Hombre del Pajón no solo fue un cantante; fue una voz del barrio, un eco de la calle, un reflejo de lo que muchos vivieron y pocos se atrevieron a cantar.            
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