El influyente periódico norteamericano New York Time dice este miércoles la guerra entre Rusia y Ucrania tiene el final esquivo.
Destaca los esfuerzos de la diplomacia se han enfrentado contra una barrera: la negativa de Vladimir Putin a entablar negociaciones serias. No está claro el final que el presidente de Rusia tiene en mente.
WASHINGTON
— Estados Unidos predijo con exactitud el inicio de la guerra en Ucrania y
advirtió que, a pesar de los desmentidos de Moscú y el escepticismo de Europa,
la invasión era inminente. Predecir cómo podría terminar le está costando más
trabajo.
El
Times Una selección semanal de historias en español
que no encontrarás en ningún otro sitio, con eñes y acentos.
Existen
tres intentos de negociaciones informales: por parte de los gobernantes de
Francia; por parte de Israel y Turquía y, en un esfuerzo reciente, por parte
del nuevo canciller de Alemania. Pero hasta ahora, todos se han topado con la
negativa del presidente ruso, Vladimir Putin, a entablar cualquier negociación
seria.
En el
Pentágono, se manejan modelos de un conflicto que se complica y que provoca más
muerte y destrucción innecesarias a una democracia europea naciente y otros
escenarios en los que Putin se conforma con lo que algunos creen que era su
objetivo original: apoderarse de una amplia franja del sur y el este de
Ucrania, que conecta por tierra a Rusia con Crimea, la cual se anexó en 2014.
Y hay
un final más aterrador, en el que los países de la OTAN se ven arrastrados
más directamente al conflicto, por accidente o a propósito.
Esa
posibilidad se hizo más patente el domingo, cuando los misiles rusos cayeron en
la franja occidental de Ucrania, una zona que no se había visto afectada por el
conflicto que ya duraba 18 días, a una decena de kilómetros de la frontera con
Polonia.
Durante
el fin de semana, Rusia declaró que los esfuerzos continuos por canalizar armas
a las fuerzas ucranianas a través de esa región convertirían a los convoyes en
“objetivos legítimos”, una advertencia de que si bien las armas se concentran
en territorio de la OTAN eso no significa que sean inmunes a los ataques.
En
entrevistas recientes, altos funcionarios estadounidenses y europeos coinciden
en algo: así como las dos últimas semanas revelaron que el aclamado Ejército
ruso flaqueó en su plan de invasión, las próximas dos o tres semanas nos
revelarán si Ucrania puede sobrevivir como Estado y negociar el fin de la
guerra.
Hasta
ahora, incluso los avances más básicos, como el establecimiento de corredores
humanitarios seguros, han sido difíciles de lograr.
Y
ahora, lo que preocupa a los funcionarios es que Putin pueda redoblar la
apuesta y ampliar la lucha más allá de Ucrania.
En
privado, los funcionarios manifiestan su preocupación ante la posibilidad de
que Putin intente tomar Moldavia, otra antigua república soviética que nunca se
ha unido a la OTAN y que se considera bastante vulnerable.
Hay
una renovada aprehensión por Georgia, que libró una guerra con Rusia en 2008 y
que hoy tan solo parece haber sido un ensayo del conflicto mucho más amplio que
se está desarrollando.
Y
existe la posibilidad de que Putin, molesto por la lentitud de su ofensiva en
Ucrania, recurra a otras armas: químicas, biológicas, nucleares y cibernéticas.
Jake
Sullivan, asesor de seguridad nacional del presidente Joe Biden, mencionó ese
escenario el domingo, durante su aparición en el programa Face the
Nation de la cadena CBS.
“Parte
de la razón por la que Putin está recurriendo a la posibilidad de tácticas extremas
como el uso de armas químicas es porque está frustrado debido a que sus fuerzas
no están avanzando”, comentó.
Sullivan
dijo que Rusia sufriría “graves consecuencias” si utilizara armas químicas, sin
especificar cuáles serían. Eludió responder cómo reaccionaría Biden.
Hasta
ahora, ha dicho que lo único que llevaría a Estados Unidos y a sus aliados
directamente a la guerra sería un ataque a las naciones de la OTAN.
Discretamente,
la Casa Blanca y los altos mandos militares estadounidenses han estado modelando
cómo responderían a una serie de escaladas, incluyendo importantes ciberataques
a instituciones financieras estadounidenses y el uso de un arma nuclear táctica
o de “campo de batalla” por parte de Putin para decir al resto del mundo que no
tolerará ninguna interferencia mientras avanza para aplastar a Ucrania.
Incluso
cuando los ucranianos piden más armas ofensivas y una intervención
estadounidense, Biden se ha mantenido firme en su decisión de no enfrentarse
directamente a las fuerzas de una superpotencia con armas nucleares.
El
presidente Biden está decidido a no enfrentarse directamente a las fuerzas de
Rusia, una superpotencia con armas nucleares.
“La
idea de que vamos a enviar equipos ofensivos”, dijo Biden el viernes en
Filadelfia ante el grupo demócrata de la Cámara de Representantes, “y que
aviones, tanques y trenes van a entrar con pilotos y tripulaciones
estadounidenses, simplemente entiendan —y no se engañen, no importa lo que
digan— que eso se llama ‘Tercera Guerra Mundial’. ¿OK? Dejemos las cosas
claras”.
Diplomacia:
cómo descifrar qué quiere Putin
A
principios de la semana pasada, hubo un poco de esperanza de que se iniciara
una negociación real que pudiera establecer corredores humanitarios para que
los ucranianos escaparan del horror de los intensos bombardeos y ataques con
misiles, y que tal vez condujera a conversaciones de paz.
Dmitri
Peskov, portavoz del Kremlin y hombre de confianza de Putin, dijo que los
ataques militares se detendrían “de inmediato” si Ucrania cambiaba su
Constitución para aceptar alguna forma de “neutralidad” en lugar de una
aspiración a entrar en la OTAN, si reconocía las zonas separatistas de Donetsk
y Lugansk como Estados independientes y que Crimea formaba parte de Rusia.
Al
día siguiente, en una entrevista con ABC News, el presidente ucraniano,
Volodímir Zelenski, pareció, sorpresivamente, estar abierto a la idea. Dijo que
se había “calmado” respecto a formar parte de la OTAN y afirmó que tenía claro
que la alianza occidental “no está preparada para aceptar a Ucrania”.
Y
aunque no dijo que podría aceptar una escisión de una parte del país, afirmó
que “podemos discutir y llegar a concesiones sobre qué pasará con estos
territorios”.
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