Por: Ramón Antonio Veras.
I.- La educación para crear
conciencia
1.- La especie humana logra
su educación en el hogar y en la escuela, completando su formación en el medio
social donde desarrolla sus actividades cotidianas.
2.- El conjunto de las ideas
que sirven de guía a un hombre o a una mujer, caracterizan la forma de cómo ve
el mundo circundante, el enfoque de los fenómenos sociales y todo lo que tiene
que ver con su entendimiento, inteligencia y el uso de la razón para decidir en
uno u otro sentido aplicando el adecuado razonamiento.
3.- El estado de satisfacción
de un ente social guarda relación con su modo de pensar, de donde resulta que
su mentalidad condiciona sus gustos.
4.- Dependiendo de su
formación, de la enseñanza asimilada, la persona entusiasma a los demás por su
correcto proceder, gana respeto y admiración.
5.- La fina conciencia, el
sano entendimiento condiciona a la persona para valorar el trato que recibe por
ejecutar según es debido. El actuar apropiado motiva buena imagen y grata
aceptación.
6.- Es una tendencia muy
propia de los seres humanos sentir la querencia. Emocionalmente se siente bien
aquel que sabe que es objeto de afectos, porque el cariño anima el espíritu.
II.- La sociedad dominicana
de hoy, complicada para el querer
7.- La comprensión mutua, la
fraternidad, el colectivismo y la lucha por un puro ideal para el bienestar
social, solamente están presentes en una sociedad en la cual el trabajo común
procura satisfacer las necesidades de todos y de todas
8.- En las comunidades
humanas que viven bajo un ordenamiento económico y social basado en la desigualdad
de oportunidades, no es posible establecer el querer mutuo, porque en el afecto
desempeña función determinante la deseada correspondencia, algo difícil de
alcanzar en el medio social dominicano de hoy por las contradicciones sociales
y la ausencia de fortaleza en los sentimientos.
9.- La doblez es normal en
muchos de los nuestros. Ella choca con el sincero estimar que debe primar en
los mutuos vínculos afectivos.
10.- El modo de actuar sin
fingimiento se ha convertido en algo extraño en la conducta del dominicano,
razón por la cual la inclinación afectiva entre nosotros se torna sospechosa.
11.- La forma como actúa el
amigo sincero, que lo hace merecedor de pleno cariño, en raras ocasiones es
compensada como merece. Siempre acecha la traición, si no la indiferencia
despreciativa.
12.- En el medio nuestro, ese
ser humano que merece ser amado, la generalidad de las veces es víctima de odio
por la nefasta influencia de un tercero que empaña la común atracción que hasta
ese momento existía basada en la franca estimación. Malquistar es ya algo de la
cultura dañina dominicana.
13.- Sembrar la antipatía y
no el querer, es un objetivo a lograr por quienes bien han asimilado la
degradación de la sociedad dominicana. Aquí se estimula la inquina para
mediante la tirria romper el sano cariño.
III.- Los que se dejan querer
14.- La manera de ser o de
reaccionar, el carácter vehemente y vivo, influyen para la persona llegar a ser
amada. El ímpetu y la frialdad desempeñan su papel entre el querer y
despreciar.
15.- El comunitario sociable,
de buen trato y franca cordialidad, lo hace agradable, atractivo, a la vez que
motiva querer e inspira gran simpatía.
16.- Algunas personas
físicas, hasta con un cambio de impresiones se dejan querer, mientras que otras
ni con ruegos llegan a ser objeto de afectos. No todo ser humano conmueve
hondamente el ánimo de otro.
17.- Alrededor del querer se
mueven factores que tienen que ver con la actitud de cómo se comporta un
individuo ante los demás, de ahí que el flemático, el muy reposado no cae
igual, ni se deja querer como aquel vivaracho, el muy jovial.
Ideas finales
18.- Debemos empezar a
instruir a los niños y a las niñas en el sentido de que para llegar a caer
simpático no hay que comportarse lisonjero, porque es posible ser querido sin
adular. Entre nosotros hoy, muchos cultivan la querencia basada en ser tan
melosos que empalagan.
19.- Si en el futuro queremos
contar con mujeres y hombres de valía, queridos y admirados, se impone comenzar
a formar niño y niñas que se desarrollen con el sentido de tener completa
dignidad.
20.- Es de desear tener en la
sociedad dominicana del futuro a esa ciudadana o ciudadano muy querido por su
conducta ejemplar, altamente apreciada por su correcto proceder y los aportes
hechos a la comunidad.
21.- En nuestro país, el
concepto querer debe ser la expresión del buen actuar en el medio social, con
apego a principios éticos y mortales, lealtad y plena correspondencia, como
muestra de sincera reciprocidad.
22.- Debe ser un compromiso
de la gente buena que todavía queda aquí, reclamar educar a la niñez dominicana
para que aprenda que no es de gente noble ganarse el querer recurriendo a la
alabanza, que es una tacha propia de los mediocres para ganar simpatía
inmerecida.
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