Murió Mireya Guzmán -"La Pinea" de Villa los Almácigos.
Por Marcelo Peralta
Villa los Almácigos, Santiago
Rodríguez, R.D.- Ha muerto en este municipio, un ícono social, nativo de aquí,
reconocida en la cultura provincial, regional, ser del trabajo honesto, era atractiva,
armónica y símbolo de aspecto de identidad.
Su muerte deja un vacío en la
sociedad, dejando miles de personas de la provincia Santiago Rodríguez que m Mireya Guzmán partió de
manera física y silenciosa.
Mujer encantadora, con risa a
flor de labios, quien pese a su diminuto tamaño, era honesta, atractiva, trabajadora, admirada y valorada.
En el argot popular era
conocida como “Mireya La Pinea”.
Ejemplo de dignidad, decoro,
tesón, ícono visual y su principal oficio era vender números de rifa de
aguante en combinación con los premios de la Lotería Nacional.
Esa actividad, en tiempo
atrás era definida “juego de azar”, y perseguida por la Policía, alegando que
se violaba la ley.
Tras su interfaz, en un
sistema operativo y represivo de los gobiernos reformistas de Joaquín Balaguer,
“Mireya La Pinea” era objeto de retenciones por la Policía.
Pese a la violación de la
ley, era una mujer sagaz y en que nunca la Policía pudo someterla a la Justicia
porque no halló evidencia y debía ponerla
en libertad sin formular cargos.
Su habilidad era tal, que no
usaba lapiceros, papeles para anotar los números ya que lo retenía en la mente.
En ocasiones, hasta a miembros
de la Policía caían en la “trampa” jugando números.
Muchas fueron las veces que
se vio envuelta en arrestos por realizar este oficio.
Se ignoran las razones de la
muerte de este “símbolo y único”, abstracta que evocaba admiración en el folklor
de la cultura nacional.
Pese a su diminuto tamaño, “La
Pinea Mireya”, era mujer osada, agradable, pintoresca, vivía, vestía y calzaba
de forma impecable, enamorada de la vida, atraía la admiración de ciudadanos.
Además, era jocosa.
Cuando el presidente Joaquín
Balaguer en los años de los 90, en la inauguración del Hospital Municipal de
Villa los Almácigos, logró penetrar a la cabina y el mandatario les hizo un
obsequio personal.
Acostumbraba los días sábados
y domingos se trasladaba desde Villa los Almácigos a Sabaneta, provincia
Santiago Rodríguez a vender números de rifa de aguante y hasta a los “policías
vendía números”.
Persuadía a policías diciendo
que no tenía dinero para pagar el pasaje desde Sabaneta a Villa los Almácigos, anotaba
un número y en caso de salir agraciado retornaba y entregaba de manera discreta
lo ganado.
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