El Doctor Pedro Juan Thómas Jáquez.
Por: Marcelo Peralta y Juan Pablo Bourdied
mperiodista1958@hotmail.com
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Santiago Rodríguez, R.D.- Hacer un tour en la histórica ciudad Sabaneta donde nació la República Dominicana, es un gran aprendizaje.
Ir a un restaurante y saborear la rica gastronomía se convierte en algo inolvidable.
Estar en los vestigios de algunos los restaurantes es impresionante.
Hay un museo que muy pocas personas conocen.
Muchos nativos ignoran la rica cultura mundial que allí duermen el sueño eterno.
Las autoridades locales, provinciales y del ministerio de Cultura deben prestar interés, premiar a su dueño por tan brillante idea y rescatar su contenido.
A pesar de que está a la vista de los ciudadanos, sin embargo, este lugar “recóndito” aguarda en “silencio” una riqueza cultural inimaginable en la historia de este pueblo.
Aquí, cabría resaltar que es un irrepetible compuesto de grandeza personal, bondad, inteligencia, generosidad, sacrificio, amor al género humano.
El conglomerado social y cultural de Sabaneta debería premiar la fe, esfuerzo, entrega ilimitada por sus creaciones, el carisma que impregna, la cultura que conserva, la humildad, perseverancia y humanidad compartida del doctor Thómas Jáquez.
Entregó parte de su juventud a instruir impartiendo clases en Santiago Rodríguez; luego ingresó a la Universidad Autónoma de Santo Domingo a estudiar Odontología y a servir a la Patria ingresó a las filas del Ejército de la República Dominicano ostentando en rango de Mayor.
Estar allí hace pensar que renacen tiempos inmemorables y que “nos remontamos a otros continentes y cultura”.
“Tocaría reseñar”: que Si Viena, en Alemania se muere por su compositor de origen austríaco Jhon Straus por sus vals y en especial “El Danubio Azul”; la ciudad de Toledo en la Madre Tierra, España lo hace por si Príncipe “Carlos”.
Es uno de los tantos héroes anónimos, aún siendo maestro consagrado, militar entregado a la defensa de la Soberanía Nacional, a la ciencia y la cultura, sin ser valorado y resaltado al sitial que se merece.
Cabe decir que los pueblos crecen, cuando nacen iniciativas que quedan plasmadas como el ejemplo del maestro, odontólogo y Mayor pensionado del Ejército de la República Dominicana, Pedro Juan Thómas Jáquez.
Al salir del ERD en el año 1982 fue retirado por antigüedad en el servicio devengan la mísera suma de 800 pesos.
Parte de ese dinero lo usó y compró objetos de trascendental valor histórico y cultural cuando visitaba a Haití, Venezuela, Panamá y otras naciones.
Conserva libros, revistas y periódicos de valiosísimo valor, en que muchos datan desde los tiempos del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina; del gobierno de siete meses de Juan Bosch; de los atropellos cometidos en los 12 años de gobierno de Joaquín Balaguer, su Partido Reformista y la temible y odiosa Banda Colorá.
Tiene ejemplares de la “Revista Ahora” las que colecciona con escritos del malogrado periodista Orlando Martínez, en el año 1973.
Igual, guarda ejemplares del periódico vespertino “Ultima Hora” en que era jefe de redacción el periodista santiaguero Gregorio García Castro y que fue asesinado en el año 1975 en pleno gobierno de Joaquín Balaguer.
Además, conserva ejemplares de los desaparecidos periódicos “La Noticia”; “El Campesino”; “Ultima Hora”; “El Día”; “El Ya” y otros.
Con esas hazañas, se evidencia que hay ciudades que producen hombres sabios, de nobles sentimientos, de frágiles corazones, pensadores y forjadores para el bien común como es el caso del doctor Pedro Juan Thómas Jáquez.
Ha convertido su casa en un museo, y pese a que el pueblo tiene esas riquezas culturales, es poca conocida por los ciudadanos y ciudadanas.
Este inquieto y dinámico hombre que entregó 24 años a servir a la Patria de Juan Pablo Duarte y los prohombres que ofrendaron sus vidas en aras de la libertad e independencia del país, es una persona digna de elogios y a ser imitada.
En la sala, habitaciones y el comedor conserva y colecciona más de 3,500 objetos de un valor, y a pesar de su importancia, las personas en Sabaneta ignoran la existencia de este museo.
A parte de los libros, revistas, periódicos, platos, objetos, Don Pedro Juan Thómas Jáquez tiene árboles que son originarios de la ciudad de Panamá, la tierra de Omar Torrijo.
Otros árboles que conservan son de de procedencia argentina, figuras y platos en porcelana, reloj de pared, objetos tainos, haitianos y africanos uniendo culturas de diferentes latitudes.
Su ingenio es digno de elogios y reconocimientos, porque ha invertido tiempo y dinero en estas creaciones.
Música:
Conserva discos de personalidades con apellidos de abolengo y de fama mundial, como de Carlos Gardel, Mario Moreno- Cantinflas-, Mercedes Sosa, Toña La Negra, Mari Trini, Leo Fabio, Sandro de América, Felipe Pirela, José Manuel Calderón, Gilberto Monroy, Juan Locklard, Guarionex Aquino, entre otros.
Fotografías de personalidades de fama mundial de la estirpe del Papa Juan Pablo II; Benedicto XVI; del tirano Presidente dominicano Rafael Leónidas Trujillo Molina y de su hija Angelita.
Celosamente, cuidad los primeros muebles de madera que compró sui madre cuando se casó.
Al visitar ese sitio, hallarás pipas para fumar tabaco; platos, objetos, bolas de cristales usadas en los barrios por jóvenes, revistas con reportajes de personalidades de renombres vinculadas a la farándula; al deporte.
Encontrarás material que resalta el arte, cultura, ciencia, tecnología, política y comercio.
Las paredes de madera tienen miles de orificios ya que los objetos los tiene adheridos en su casa de la calle Pedro Thómas número 54.
Un dato interesante, es que el título que la Universidad Autónoma de Santo Domingo-UASD- que lo acredita como Doctor en Odontología ha sido “devorado por ácaros” que son dejaron “huellas” de lo que ese documento.
Su título ha quedado tan desfigurado que simula un terreno erosionado en tiempos de la sequía, sin embargo, lo ha enmarcado, conservado como un testimonio de lo que quedó de ese documento.
Todo allí está a la vista, en el piso; en mesitas hay miles de platos de cristal; en porcelana; cerámica que datan decenas de años y reloj de pared.
Uno que añora Don Pedro Juan Thómas Jáquez son los reportajes autoría de la escritora de origen español radicada en República Dominicana, fallecido hace algún tiempo Marianna de Tolentino, quien era redactora del periódico Listín Diario.
Existe una colección de discos de larga duración; ejemplares de revistas de Ritmo Social del Listín Diario especializadas en arte y cultura.
La impresionante iniciativa y esfuerzo de éste hombre, a pesar que está a poco metros del Palacio de Justicia; de la Fortaleza General Santiago Rodríguez; de la Gobernación Provincial; del Ayuntamiento Municipal; de la Policía; el Parque Municipal; Oficinas Públicas; Colegio Parroquial e Iglesia Católica, que bien podría servir de instructivos, nadie se interesa por saber de su importancia.
Las autoridades municipales debían hacer aportes económicos y disponer de personal para ayudar a este hombre en su iniciativa.
En el país existen ciudadanos que concentran de modo preferente el amor colectivo y en Santiago Rodríguez, y uno de ellos es Thómas Jáquez.
“Del choque viene la luz”.
Un año después de aquel Accidente Cerebro Vascular que sufrí en el año 2012 fue que conocía a Don Pedro Juan Thómas Jáquez mientras me hallaba en una sillas de ruedas en los pasillos del Instituto Dominicano de Seguros Sociales en Santiago y me invitó a que cuando me sanara viajara a Santiago Rodríguez a visitar su museo.
Accedí y lo que vía allí fue impresionante.
Me hizo que escuchara un disco cantado, grabado y sonado en una vitrola antigua autoría del comediante mejicano Mario Moreno-Cantinflas-; “una verdadera joya musical”.
Esta es una de las creaciones más atractiva y llamativa que jamás he observado en el país y en otros lugares fuera que he visitado.
Ha hecho de su humilde hogar un lugar para la exhibición de antigüedades manejadas con mucha agudeza.
Aunque no lo manifiesta por su humilde convicción, el creador de este museo, el mayor retirado de las Fuerzas Armadas y odontólogo Pedro Juan Thómas Jáquez, espera un soplo de vida para convertirlo en uno más grande, en un lugar amplio, como lo proyectó para ser de forma permanente homenaje vivo al genio y estímulo constante a las generaciones venideras.
Es un hombre de ideas brillantes, amante de la cultura y la ciencia.
Este inquieto, dinámico e ilustre hombre, por su iniciativa y grandeza cultural sin par, por su estimulante personalidad, por los objetos antiguos que exhibe para que la generación actual pueda adquirir conocimientos históricos y pueda trillar con claridad de sus caminos, la definición de sus metas y por la grandiosidad, este señor es digno de elogios y respaldo.
Con la instalación de este museo, abrió un camino de grandeza a su historia, distinto de las gestas heroicas, y a trillar un horizonte nunca pisado hasta entonces y enlaza con las avanzadillas de la ciencia nacional, regional y mundial.
Se puede decir que la población de Sabaneta con los amplios conocimientos del honorable ciudadano dotado de grandeza sencilla, en su universalidad lugareña, cultura amistosa, sabiduría indulgente, laboriosidad abrumadora compatible, el hombre necesario a superar la depresión, el médico bondadoso que sus desgarros precisaban, el ideal novedoso que, de un golpe, la devolvió, por caminos insospechados, a las candilejas del escenario ideal.
Hacer una visita, aunque sea a especie de “relámpago al museo”, ubicado en la calle Pedro Thómas esquina Alejandro Bueno al lado del Palacio de Justicia es vivir momentos inolvidables.
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