Por países, según datos de
BBVA Research, Argentina (93,3 %), Brasil (91,5 %), México (53,8a (51 %) están
entre los más endeudados en la región, lo que les obliga a ajustar su regla
fiscal y buscar fórmulas para pagar sus compromisos financieros. Junto a ellos,
hay otro grupo de naciones que tienen a China como uno de los prestamistas
principales.
Estos son- Venezuela, Ecuador y Bolivia que mantienen una deuda de
entre el 10 y el 25 % del PIB con el gigante asiático, niveles similares a los
de varios países africanos.
El profesor del IE Business
School Germán Ríos comentó a Efe que la inversión china en Latinoamérica “no ha
sido tan dinámica” como el comercio y “muchas veces viene acompañada de
financiamiento”, generando esta deuda que está “muy concentrada” en Venezuela
(“la mitad”) y el sector de infraestructura.
China está buscando
garantizar su permanencia en diferentes sectores y este asunto debe entenderse
desde una perspectiva geopolítica”, dijo por su parte a Efe Marcus Thiell,
profesor de la Universidad de los Andes en Colombia. LA SOMBRA DE
LOS OCHENTA
“Después de la amarga y dura
experiencia de los años 80 con la crisis de la deuda externa, los Gobiernos han
tratado de ser más cuidadosos en cuanto al manejo de préstamos”, manifestó a
Efe en Colombia el académico de la Universidad Ean, Michael Torres.
La crisis
de la deuda regional, conocida como la “década perdida de Latinoamérica”, fue
un período que afectó principalmente a Brasil, Argentina y México. Países como
Perú (26,8 %) o Chile (27,5 %) han aprendido la lección y mantienen baja su deuda
pública en relación al PIB.
Los alumnos menos
aventajados se encuentran además con otro problema- la devaluación.
“Ha tenido
un efecto directo en el monto de la deuda y ha llevado a su encarecimiento pues
esta suele expresarse en dólares”, afirmó Torres.
LA HUELLA RUSA
La historia compartida entre
Rusia y Cuba se extiende por más de 70 años, período en el cual el país
euroasiático ha generado una relación de dependencia financiera con sus socios.
En 2014, Rusia condonó el 90 % (31.700 millones de dólares) de la deuda que
Cuba mantenía con la extinta Unión Soviética y en octubre pasado los
presidentes ruso, Vladímir Putin, y venezolano, Nicolás Maduro, abordaron en
una reunión en Moscú la deuda que el país suramericano debía a Rusia y que
ascendía a unos 3.000 millones de dólares.
Respecto al impacto en el
largo plazo de la deuda, Torres dijo que “claramente es un riesgo enorme, ya
que se comprometen recursos presentes y futuros, reduciendo las posibilidades
de inversión o gasto público”. “Se puede ver que los países están más enfocados
en honrar sus obligaciones a corto plazo (intereses principalmente) que en
pagar a capital para reducir el tamaño de la deuda”, apuntó. ARGENTINA Y
ECUADOR,
COMPROMETIDOS CON EL
FMI
El Fondo Monetario Internacional (FMI) es otro actor importante en el mapa general de la deuda, siendo Ecuador (4.200 millones de dólares) y Argentina (56.300 millones de dólares) los más comprometidos.
La adquisición de la deuda
en sí no genera mayor “complicación”, ya que se “debería usar para inversión y
crecimiento económico.
Lo preocupante en este caso
es el sobreendeudamiento que están teniendo estos países”, señala Torres.
En
días pasados el FMI aseguró que la deuda de Argentina “no es sostenible”, por
lo que será necesaria una “contribución apreciable de los acreedores privados”.
En tanto que en Ecuador el programa de asistencia financiera del FMI generó
críticas ante el supuesto intervencionismo del ente.
“HIPOTECAR EL
FUTURO”
“Las condiciones de estos
endeudamientos a veces pueden ser un poco abusivas para las economías de
Latinoamérica. Muchos de estos repagos están atados a exportación futura de
materias primas, con lo cual lo que el país está haciendo es hipotecando su
futuro”, alertó Germán Ríos.
Sergio Olarte, economista
principal en Scotiabank Colpatria, complementó a Efe que las sanciones que
pesan sobre países como Venezuela “les genera una mayor necesidad de
endeudamiento con los territorios que sí les abren las puertas, generando un
aumento considerable en la deuda”.
“Estos países son deficitarios y necesitan
hacer uso de la deuda como herramienta de fondeo”, agregó al señalar que
“Bolivia o Venezuela no tienen mucho margen de maniobra financiera para cambiar
de prestamista, lo que implica que China o Rusia puedan contar con una posición
determinante sobre las políticas públicas”.
Thiell afirma que “es
importante que los gobernantes cuiden los préstamos y que estos se traduzcan en
una mayor inversión en el bienestar y desarrollo de las personas. Todo esto sin
desarrollar una dependencia política y económica al país que presta el dinero”.
LOS
COMPROMISOS DE LOS
MILLONARIOS
Los países en desarrollo no
son los únicos con compromisos millonarios, de hecho economías ricas como
EE.UU., cuya deuda pública equivale al 104,26 % de su PIB, o la de Canadá, que
representa el 89,94 %, están entre las más endeudadas del mundo.
Sin embargo, las
circunstancias cambian en virtud de su solvencia, su calificación de riesgo y
las condiciones en las que contraen esa deuda.
Un tema, expone Olarte, es
que se “emita una deuda o un bono y la nación prestamista sea cualquiera, y
otro muy distinto que la deuda o el título ya emitidos sean comprados por otro
país.
Es lo que se viene presentando con China, que en el mercado secundario
compra bonos o deuda que Estados Unidos emitió en algún momento”. “No es que
Alemania o Estados Unidos hayan ido a China a pedirle plata prestada, sino que los asiáticos invierten por el rendimiento y
la seguridad de esa deuda”, agregó. EFE
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