RAFAEL PERALTA ROMERO
Podría suceder
que a un hombre común, de vida simple, el ego le salga de su cauce, pero
las consecuencias no irán más de incomodar a familiares y amigos. Quizá su
madre lo ponga en sus oraciones y su mujer le haga tomar té de tilo y
manzanilla. El peligro aparece cuando ese trastorno afecta a personas con poder
de decisión.
Cuando un
gobernante coloca su Yo por
encima de todo, no hay que esperar que priorice el interés general. La cosa será peor si
ese hombre es pródigo con los bienes
públicos para sostener el coro de áulicos. Como
firma papeles y administra
papeletas encontrará quienes le alimenten su egolatría, pero quien le
advierta de su mal.
Rafael L.
Trujillo, un sujeto con el ego
desbordado, se permitió todo lo que sus manías
le demandaron. Solo ver los nombres
que llevaban las provincias en
que se divide el territorio dominicano es suficiente para detectar la
perturbación que afectaba su
personalidad, aún digna de estudio psiquiátrico.
Cuatro provincias y
el Distrito Nacional, que comprende la ciudad capital, llevaban
nombres alusivos al tirano y otras dos
honraban a su padre y a su madre. En
1936 hizo cambiar Santo Domingo de
Guzmán, que venía desde el siglo XVI,
por Ciudad Trujillo. Para ello utilizó los servicios de su senador Mario
Fermín Cabral.
Antes,
1932, su Congreso creó la provincia San Cristóbal, y dos años después el lugar de nacimiento del tirano pasó a llamarse
provincia Trujillo. El 29 de noviembre de 1961, año del ajusticiamiento de Trujillo, se le
retornó la denominación original San Cristóbal. Esta provincia fue favorecida
con notables privilegios.
De la misma década es la creación de la provincia Benefactor. Trujillo
se había proclamado Benefactor de la Patria. Se fundó el 20 de junio de 1938 en la región Sur. El
25 de noviembre de 1961 fue cambiado el nombre por el actual de San Juan, en atención al histórico nombre de su ciudad cabecera San Juan de la Maguana.
Los progenitores de Trujillo “merecieron” que se nombraran las provincias Trujillo Valdez (1944), con Baní como
cabecera, hoy d Peravia, y Julia Molina
(1959), con sede oficial en Nagua y que tras el ajusticiamiento del
dictador lleva el nombre de la ilustre
patriota María Trinidad Sánchez. Lo escrito es solo pequeña muestra.
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