
Alfredo CRUZ
Según la Constitución de la
República, todo ciudadano que goce de los derechos políticos, civiles y
constitucionales, tiene el derecho a elegir y a ser elegido.
Esto no significa
que debemos continuar cualquierizando las posiciones públicas que son para
servirle a la patria y a la ciudadanía, eligiendo a más de lo mismo, a personas
sin ninguna formación política ni profesional, por el simple hecho de que se
hayan destacado en un área específica, deporte, arte u oficio, menos en la
política, pues eso no es una garantía de que haría una buena gestión.
Para ser profesional de una
de las tantas carreras existentes, se requiere de estudios y de investigación,
ni hablar de la Ciencia Política, pues esta requiere de un estudio profundo y
permanente, ya que todos los días ocurren nuevos acontecimientos económicos,
políticos y sociales que hay que dominarlos, además, conocer la deuda social,
el mapa y los índices de pobreza del país; dominar la agenda nacional e
internacional; participar y representar a sus comunidades, defender los
intereses de su provincia y de su país, para evitar la improvisación.
Pero muchas veces a los
partidos políticos lo que les interesa es la escogencia de personas que les
garanticen una posición (senaduría, diputación o una alcaldía), es decir, la
cantidad, no la calidad. De ahí la crisis de valores y de credibilidad que hoy presenta
el sistema partidario de nuestro país.
Desgraciadamente a los que
actuamos y practicamos el ejercicio de la política tal como la concibió el
Padre de la Patria Juan Pablo Duarte y Diez, aferrados siempre a los valores y
a los principios éticos y morales; a los que actuamos con decencia y humildad,
con transparencia y pulcritud, como una forma de servir, no de servirnos de
ella; a los que no distribuimos dinero alegremente porque no hemos acumulado
grandes fortunas, fruto del peculado, muchas veces nos subestiman y no somos
bien valorados por algunos sectores de la sociedad.
Con ese proceder se le
sustrae a las provincias y al país la oportunidad de poder contar con
funcionarios competentes, honestos y capaces, con vocación de servicios, que
irían a representar con dignidad, a legislar, a fiscalizar, a exigir y a buscar
soluciones para sus comunidades.
En cambio se escogen a personas sin las más
mínimas condiciones políticas, profesionales ni morales, que desconocen cuáles
serían sus funciones y responsabilidades ante la sociedad, pues no están
formadas para ello. Luego nos quejamos de los mal representado que estamos y de
la baja calidad de nuestro Congreso Nacional.
Decidí inscribir mi pre
candidatura atendiendo las peticiones de muchas familias del campo y la ciudad,
de los centros de madres y de las juntas de vecinos; de las asociaciones de
padres y amigos de las escuelas; de los diferentes sectores religiosos,
culturales y deportivos; gremios profesionales, empresariales y laborales, que
siempre han confiado en mí.
Para ello cuento con una
formación profesional y política de más de 45 años, con una hoja de servicio
tanto en el sector privado como en el público.
Lo hice a sabiendas de las pocas
oportunidades existentes en la circunscripción No.1 de La Vega, dada las
reservas de los partidos para los aliados, para la cuota de la mujer y para la
juventud, además de competir con funcionarios y empresarios.
Solo son 5 plazas,
pero no podíamos permanecer indiferentes y de brazos cruzados cuando los antivalores
nos corroen.
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