Por Marcelo Peralta.
El mal uso del poder nos
conduce a tomar malas decisiones.
De ahí se deriva el ego.
La presión de poder no es buena consejera.
Surge, entonces que el sentimiento
se torna incapaz para desmontar.
Estudios demuestran que hay
gerentes que toman decisiones importantes respecto al hacer inversiones.
Se casan con la decisión.
Demuestran su
inconveniencia.
Sin embargo, el ego de
poder le daña la iniciativa.
El mal uso del poder los
conduce a sobreestimar la capacidad.
Llevando, incluso, a
generar circunstancias adversas y a divorciarse de la realidad.
Creen que son las únicas
maneras de modificar el rumbo de las labores que deben desempeñar en la
sociedad.
Uno de los vicios más
condenados es el “orgullo desmedido”.
Un ego excesivo fácilmente
lleva a algunos funcionarios a la adicción al poder.
Al estar embriagado lo
conduce a emprender acciones fuera de toda realidad.
Cruzan los límites de la
naturaleza humana.
Por ese sentimiento “borracho”
lo hacen fuera de toda medida y de su jurisdicción.
Están poseído de un exceso,
carente de la humildad, actitudes que los llevan al “fracaso” y a hacer un
ejercicio apegado a la realidad.
El poder que se ostenta en
algunas provincias del país tiene efectos como un “narcótico”.
A muchos funcionarios los
puede conducir, sin darse cuenta, a tomar malas decisiones.
Toda decisión necesita
contrapesos.
Quien dirige debe ser una persona
que evite las emociones para que no le distorsionen la realidad.
Lo primero que debe hacer
es consultar, pedir consejo a fin de que no lo embargue el orgullo desmedido.
Cuando se está en un cargo público
hay que actuar sin inclinar la balanza.
El
poder embriaga a muchos funcionarios, se inclinan por el exceso de poder y se embrutecen.
Muchos
están hoy en el poder y mañana podrían estar en las calles, y en algunas
ocasiones hasta preso.
Hay
ocasiones en que el poder los hace perder el contacto con la
realidad, y cómo su efecto narcótico, y embriagante los lleva a veces a tomar
malas decisiones que los hacen capaces de corregir.
Este hecho genera, en quien
detenta el poder, en que la sensación placentera de reconocimiento social y de
alta estimación por parte de quienes lo rodean, hace que aumente su orgullo, su
autoconfianza.
Hay que decir, que los
periodistas honestos, responsables, creemos y defendemos a las autoridades que
trabajan bajo el marco de la ley, sin exclusiones, porque no somos “dioses”,
tampoco “intocables”, sino garantes de la equidad y la justicia.
Es necesario decir, que mientras
un ciudadano es funcionarios está sujeto al escrutinio.
Como sucede en la actualidad con algunos funcionarios del sistema judicial nombrados en las provincias Santiago Rodríguez y la presidente José Desiderio Valverde en la Región Noroeste
De mi parte, bajo el telón, no por miedo, tampoco por presión, sino por decencia, respecto mutuo, doy por cerrado es caso y que no se hable más de lo sucedido la semana pasada.
Por eso, en esta sociedad
convulsionada y llena de violencia, se impone, que “tratemos de vivir en paz y
que no nos embriague el poder”.
!Nomaste!.
Como sucede en la actualidad con algunos funcionarios del sistema judicial nombrados en las provincias Santiago Rodríguez y la presidente José Desiderio Valverde en la Región Noroeste
De mi parte, bajo el telón, no por miedo, tampoco por presión, sino por decencia, respecto mutuo, doy por cerrado es caso y que no se hable más de lo sucedido la semana pasada.
!Nomaste!.
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