Santiago, R.D.-El periódico Camino, órgano del
Arzobispado de Santiago ha considerado este viernes de preocupante la situación
en la que vive en los actuales momentos el pueblo de Nicaragua.
La situación del pueblo nicaragüense es dolorosa.
El editorialista expone que los hechos que ocurren a
diario en ese hermano pueblo centroamericano vuelven trizas el respeto a los
derechos humanos.
En su edición de éste viernes y que circulará el
domingo en todas las parroquias de las 14 provincias y municipios de las
regiones Cibao y el Noroeste Camino entiende que en Nicaragua la vida de los
que disienten del gobierno no vale nada.
Estamos observando un funeral permanente de jóvenes
que soñaron con la libertad prometida, y que hoy la represión se los ha llevado
a destiempo.
El diálogo propiciado por la Iglesia para encontrar la
paz de un pueblo que se desangra, ha sido silenciado por el ruido enloquecedor
de las ametralladoras utilizadas para ahogar en sangre a una población que
busca una vida mejor, y se siente traicionada.
Los abusos y atropellos cometidos por la policía y
bandas paramilitares han roto todos los límites.
Dice que pocas veces hemos visto en los pueblos latinoamericanos
huestes fanatizadas atropellando a dignatarios de la Iglesia como al Cardenal
Brenes, a obispos, sacerdotes y hasta el Nuncio de Su Santidad, sin importarles
a sus verdugos que estas imágenes darían la vuelta al mundo.
Si así tratan a estos pastores qué no harán con la
gente del pueblo dispersa en diversos espacios de la tierra de Rubén Darío.
Cita que pasan más de 350 las personas que han sido
asesinadas desde el 19 de abril cuando se iniciaron las protestas pacíficas.
Se pregunta el semanario ¿Por qué las
autoridades nicaragüenses rompieron el diálogo, única manera civilizada de
encontrar la paz?.
Y se cuestiona de ¿Cómo justificar el atentado
contra el Obispo de Estelí, Monseñor Abelardo Mata, los tiroteos en el templo
de la Divina Misericordia, en Managua, donde habían jóvenes refugiados
resguardándose de quienes con odio y saña los perseguían para quitarles la vida?.
Afirma de que hasta dónde llegarán cuando hasta la
sede Caritas fue incendiada, y la Basílica de Diriamba fueron blancos de los
tiros con armas de guerra.
La lista de atropellos es larga. El horror creado es
infernal.
Frente a tanta ignominia la comunidad internacional
debe presionar para que el Gobierno de Nicaragua frene esta ola de violencia
que nadie en su sano juicio podía imaginar.
El diálogo debe volver, y que los responsables de
estos desmanes paguen su culpa por el daño causado, porque el crimen sin
sanciones es un estímulo para los sin alma.
Y como dijeron nuestros Obispos en la conclusión de su
reciente Asamblea Plenaria: "Deploramos y repudiamos las agresiones que en
Nicaragua se han realizado a todo el pueblo, incluyendo a obispos y sacerdotes
que buscan la defensa de los nicaragüenses.
Concluye esperanzado de que el Señor les mantenga
firmes, como valientes testigos suyos en medio de la violencia y las
injusticias que arropan a esa nación hermana".
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