Mi ventana óptica. Un gobierno escandaloso

Luis Abinader

Por Alejandro Almánzar

Ya la gente ni se inmuta con acciones de funcionarios de Abinader, como quien se acostumbra a desaciertos de quienes están llamados a imprimir confianza y respeto de la población. Un ejemplo es la señora Gloria Reye, que, junto al presidente de la Cámara de Cuentas, Janel Andrés Ramírez Sánchez, protagonizan actos vergonzosos.

La directora del programa social (Supérate), esta abogada y dirigente política no sale de un embarre con el manejo de fondos del Estado, sin que ninguna autoridad la llame a capitulo. Pero tener propiedades en este país es un peligro con las bandas organizadas que amparados en el gobierno invaden terrenos, como denunciaba una joven señora de Jarabacoa a los muchachos de la 5ta Pata.

En cuanto a Gloria Reyes, habrá de esperarse que salga del poder para verla formando parte de esos exfuncionarios que se verán recibiendo citaciones del Ministerio Público. Miren más ejemplos, en los pasados 4 años, el presidente endeudó al país por más de 40 mil millones de dólares sin explicarle a los ciudadanos a dónde han sido invertidos y como si fuera poco, en los primeros 4 meses de su segundo mandato ya el Congreso le aprobó más de mil millones de los verdes en préstamos.

Y esto sigue, según reportes de prensa, en 4 años y 4 meses, el presidente ha visitado 21 países en 38 salidas, como si el pueblo lo eligió para hacer turismo por el mundo, en lugar de concentrarse a gobernar y resolver algunos de los males que encontró a su llegada al poder en 2020.

Pero como si fuera la norma de quien gobierna, a Chelo Alcarrizos, Chelo el regidor, lo dieron de baja sicarios, mientras estaba en un bar en España, ese angelito aspiró a regidor por los Alcarrizos por el PRM 2016-2020, aunque esos dirigentes sabían que su trabajo era secuestrar empresarios para pedir rescate por su liberación.

De ese sujeto se supo recientemente cuando medios españoles difundieron la información de su muerte, indicando que pudo tratarse de un ajuste de cuentas. Al país nadie le va a decir de qué manera sacaron a ese ciudadano de La República Dominicana, cuando era requerido por la justicia para que respondiera por los hechos atribuidos.

Todavía permanece en la mente de los dominicanos el accionar de Romina Catherine León Santos que, valiéndose de su condición de cónsul en Valencia, España, vendía visas a paquistaníes y aún se cree que esta funcionaria mantiene su inmunidad diplomática, como si en la gestión de Abinader ningún acto doloso puede tener espacio para ser judicializado y sancionado por los tribunales.

Donde los únicos casos de corrupción que pueden ventilarse en la justicia, aunque sea para hacer un show mediático, son los cometidos por exfuncionarios de la oposición, lo que terminó desacreditando aún más la lucha contra un flagelo que crea cada vez más injusticia social y desorden administrativo en el Estado dominicano.

No deja de ser preocupante que nos hayan llevado a una condición ciudadana donde estos hechos pasen a ser parte de la cotidianidad y que un gobierno escandaloso nos haya acostumbrado a ver estos hechos como algo normal, por más insólito que sean la gente ya se muestra indiferente. Ese no es el mejor de los finales que merecemos y aspiramos los hijos de Duarte.

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