Sin embargo, este domingo lo hizo contra Ángelo Becciu, acusado de cometer delitos inmobiliarios.
“Soy víctima de un complot contra mí", dice el cardenal Ángelo Beccui.
El purpurado ha sido sometido
a la justicia junto a nueve cómplices.
Ha de esperarse que los imputados
afrontan un proceso por abuso de cargo, soborno, extorsión, malversación,
corrupción, blanqueo de dinero, estafa, abuso y falsificación de documentos.
Un nuevo seísmo ha vuelto a
hacer temblar los muros del Vaticano.
El antiguo alto cargo de la
poderosa Secretaría de Estado vaticana fue destituido por el Papa Francisco a
quien instrumentó un expediente de 500 páginas y sentará en el banquillo de los
acusados.
El excardenal adquirió un
edificio de lujo en el corazón de Londres, desvió altas sumas de dinero a
cuentas personas y de bienes del Vaticano.
El excardenal Becciu, fue uno
de los hombres más poderosos del Vaticano.
Se le imputa delitos de
malversación, abuso, soborno, asociación de malhechores y otros delitos.
El Papa Francisco derogó la
ley que impedía que los cardenales de la Curia Romana fueran juzgados por un
tribunal ordinario.
El Santo Padre decretó que comparezcan
acusados y testigos en un proceso en un tribunal de primera instancia del
Vaticano, formado por jueces y fiscales laicos.
Antes solo podían ser juzgados
por otros cardenales integrantes del Tribunal Supremo especial del Vaticano o
por el mismo Papa.
El Papa Francisco, al ser un “soberano”
decidió que quien juzgue sea un tribunal ordinario, a fin de evitar conjeturas.
Becciu siempre ha negado su
implicación en el caso, marcado por una constante filtración de documentos, mala
fe en la operación económica.
Ahora habla de una “picota mediática sin parangón” y de “oscuras tramas” en su contra.
“Soy víctima de un
complot contra mí, y hace tiempo que espero conocer las posibles acusaciones contra
mí, para permitirme desmentirlas y demostrar al mundo mi absoluta inocencia”,
ha señalado a través de su abogado.
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