Además, asediado por un escándalo de corrupción, al recordar los días de gloria cuando Francisco recorría el mundo para bendecir a los oprimidos.
Pero el estreno con alfombra roja del documental
“Francesco” ha sido todo lo contrario al surgir pruebas de que el Vaticano
censuró al Papa ante su respaldo a las
uniones civiles de personas del mismo sexo, segmento que reapareció en el
documental.
Aparte de la tormenta generada por las
declaraciones, el fiasco ha vuelto a enfocar los reflectores sobre las heridas
frecuentemente autoinfligidas del Vaticano en materia de comunicaciones y la
voluntad de Francisco de promover su propia agenda aún a costa de la reacción de
los conservadores dentro de la Iglesia.
La reacción fue tan rápida como previsible: el cardenal Raymond Burke, frecuente némesis de Francisco en materia de doctrina, dijo que las declaraciones del papa carecían de “peso magisterial”, pero Burke expresó la preocupación de que semejantes opiniones personales del papa “generen gran desconcierto y sean causa de confusión y error entre los fieles católicos”.
El alboroto comenzó el miércoles con el estreno mundial de “Francesco”, un
largometraje documental sobre Francisco y los asuntos que más le importan:
cambio climático, refugiados, desigualdad social. Hacia la mitad del filme,
expresa la opinión de que los gays merecen sen parte de la familia y que apoya
una “ley de convivencia civil”, como dijo en español, para que gocen de
protección legal.
Christopher Lamb, de la revista británica The
Tablet, observó que en algunos países los derechos de los gays son cuestión de
vida o muerte y que Francisco quiere que la Iglesia defienda a los católicos
LGBT de una discriminación acaso fatal.
“El papa está dispuesto a ‘romper algunos
platos’ para garantizar que comunica este mensaje de compasión basado en el
Evangelio”, tuiteó.
Pero el contenido de las palabras del papa casi
se perdió en la controversia en torno a su origen.
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