17 abr 2019

Penurias de un próspero empresario al que han convertido en mendigo sin dinero, techo, ni familia y duerme al estilo de un perro en el patio de una funeraria.


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Diógenes Marino Gómez lleva 30 años demandan justicia y se la han negado.


Por Marcelo Peralta.

Santiago, R.D.- Por una arbitrariedad política y un abuso judicial convirtieron a un próspero empresario a un mendigo digo callejero sin comida, techo, deterioro de la salud, abandonado y adormir en el patio de una Funeraria.

Se trata de Diógenes Martínez Gómez, quedó en la miseria total, al punto de que perdió a la familia, casa, dinero, credibilidad, pasa hambre, desnudez, soledad, desigualdades, vicisitudes sociales y  ni siquiera en donde comer ni dormir tiene.

Tenía contratos de arrendamientos multimillonario de los hoteles del Estado siendo todos cancelados las licencias de operación de sus empresas a partir de 1986.

Una larga carga llega en sus hombres que son sus 80 años de edad, a pesar de que una vez fue de los hombres más ricos de la República Dominicana.

En la actualidad, deambula por las calles de Santo Domingo sin un peso en los bolsillos, exigiendo, con todo su derecho, que el Estado lo indemnice por las pérdidas sufridas.

Antecedentes y sacrilegio:

La historia de Diógenes Marino Gómez, se relaciona con lo político y judicial cuyo caso ande de Tribunal en Tribunal hace 30 años.

Gómez era un empresario turístico entre los años 1970 y 1980 y  dueño de la empresa constructora DIMARGO.

Desde el paraje Ojo de Agua provincia Hermanas Mirabal en la Región Nordeste desde donde se fue a la capital a los 14 años en la cola de un camión.
Comenzó a usar zapatos a la edad de 14 años por la miseria en que vivía su familia le impedía tenerlos.

En la capital, Diógenes Marino Gómez, ese joven lleno de esfuerzo y disciplina de limpiar vidrios de vehículos en las calles a manejar millones den moneda dominicana y norteamericana.

Su primer empleo fue en la empresa Producto Auténtico Nacional Mexicano- PANAM- fabricante de calzado deportivo creada en el año en 1962 y debido a su comportamiento y trabajo constante ascendió de posición.

Fundó su propio negocio y más tarde se convirtió en el propietario del emporio comercial llamado Empresas Dimargo, S. A. que reunía un grupo de 27 empresas que incluían operadoras de turismo, hoteles, clubes vacacionales, flotilla de autobuses, una línea aérea, agencias de viajes, entre otras.

Su prosperidad era tal que llegó a tener una nómina de más de 2 mil empleados, un capital de 200 millones de pesos, en una época en que la tasa de cambio era de 1.49 pesos por dólar.

En el año 1985 la razón social de las Empresas Dimargo, S. A. firmó con el Estado el contrato de arrendamiento del Hostal Nicolás de Ovando localizado en la Zona Colonial en la ciudad de Santo Domingo.

Diógenes Marino Gómez, invirtió la suma de 23.6 millones de dólares en la remodelación del Hostal Nicolás de Ovando localizado en la Zona Colonial rescatando su estructura y el entorno.

En “fatídico error” de Diógenes Marino Gómez fue negarse a colaborar en la campaña electoral en 1986 a favor del Partido Reformista y su candidato presidencial Joaquín Balaguer.

Una comisión del PRSC fue a la oficina de Diógenes Marino Gómez a solicitar 50 mil pesos para la promoción de la campaña del candidato Joaquín Balaguer quien se negó a darle los 50 mil pesos, los echó de su oficina y les dijo que era seguidor del PRD; que ayudaba al candidato Jacobo Majluta y que simpatizaba por el doctor José Francisco Peña Gómez.

Desde ahí comenzó su calvario de Gómez, porque los detalles de ese episodio llegaron a oídos del líder reformista Joaquín Balaguer quien en venganza inició un demoledor  plan que Diógenes Marino Gómez jamás que lo llevaría a ,la situación que hoy día vive.

Cuando el día 16 de agosto de 1986 tomó posesión como nuevo presidente de la República el Doctor Joaquín Balaguer, y a partir de ese día empezó el ajuste de cuentas contra Gómez y la empresa Dimargo que se ha mantenido hasta el día de hoy.

La venganza inicio cancelar todas las licencias de operación de las Empresas Dimargo, S. A.; rescisión de los contratos de arrendamiento de los hoteles del Estado que manejaba dicho grupo empresarial a pesar de que estaba al día en el pago de sus impuestos y la persecución de todos los bienes propiedad de Gómez.

El 12 de marzo de 1987,  a Diógenes Marino Gómez, el gobierno del PRSC le propinó la estocada mortal cuando le rescindió el contrato de arrendamiento del Hostal Nicolás de Ovando, que era el último entres las Empresas Dimargo, S. A. y el Estado dominicano.

Fue ahí donde la Corporación de Fomento a la Industria Hotelera y Desarrollo del Turismo (CORPHOTELS), en nombre del Estado, demandó a Empresas Dimargo, S.A., en nulidad de contrato de arrendamiento, demanda que fue acogida y se ordenó el desalojo del inmueble.

Esta sentencia fue recurrida en apelación por Empresas Dimargo, S. A.

El recurso fue rechazado por la Cámara Civil y Comercial de la Corte de Apelación de Santo Domingo mediante la sentencia número  175 de fecha 16 de septiembre de 1992.

Volvió a ser recurrida en Casación por Empresas Dimargo, S. A., y en fecha 25 de febrero de 1998 la Suprema Corte de Justicia la envió el asunto por ante la Cámara Civil de la Corte de Apelación de San Pedro de Macorís.

Este tribunal le dio la razón a Dimargo y dejó sin efecto la demanda en nulidad de contrato interpuesta por el Estado Dominicano.

Se ordenó "el inmediato restablecimiento a favor de las Empresas
Dimargo. S, A, en la tenencia del denominado Hostal Nicolás de Ovando, habida cuentas de que el contrato de arriende en el cual ésta justifica sus derechos aún se mantiene vigente, con todos sus efectos y consecuencias".

La decisión judicial fue recurrida en Casación por el Estado Dominicano.

En fecha 6 del mes de agosto de 2015, la Suprema Corte de Justicia casó la sentencia y remitió el caso a la Cámara Civil y Comercial de la Corte de Apelación del Distrito Nacional.

Aún al día de hoy el caso judicial no se decide a favor de Diógenes Marino Gómez.

Este ha recurrido para que le devuelvan el Hostal Nicolás de Ovando y su respuesta ha sido la expulsión de ese lugar.

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