Muchos ilusos se están frotando las manos tras el rompimiento de las relaciones que tenía República Dominicana con Taiwán y ha formalizado con China.
Debemos aprender el arte de negociar, más ahora que se establecen relaciones con China.
Se impone que hay que tener dos dedos de frente y analizar cuidadosamente este acuerdo de República Dominicana con China.
Los chinos negociando no son fáciles y las autoridades de la República Dominicana, en su mayoría ambiciosos a la hora de ver dinero, se convierten como las prostitutas hambrientas.
Hay que estar preparados para negociar con los chinos, porque en ocasiones le crean ilusiones a los demás y luego los dejan encharcados.
Quienes acordaron las relaciones por supuestos 3 mil millones de dólares, deben, primero ver los objetivos y encaminarse a analizar las estrategias que deberán estar en términos generales, alineados con la dirección política de la República Dominicana.
Es cuestión de garantizar el porvenir del país caribeño y a las generaciones porvenir.
Debemos acordarnos del refrán: No dejar caminos real por veredas.
Se impone que conozcamos al cojo sentado y al ciego durmiendo.
Para negociar hay que tener presenta la situación ideal y que los objetivos beneficien la implementación de las políticas de ambas naciones.
China tiene mucha experiencia en negociaciones y nuestro país todavía está en pañales.
Conocemos de políticos y empresarios dominicanos que a la hora de ver dinero se les amplían los párpados de sus ojos y firman documentos sin haberlos leídos.
Quienes actúan y piensa así, no les importa que el país se joda y sólo les interesa que se van a llenar los bolsillos.
Es esencial que antes de hacer negociaciones con China se hagan investigaciones para que después no caigamos en lo resbaladizo.
Debemos informarnos en local y regional de cualquier limitación y restricción que afecte a las frágiles políticas económicas, sociales, diplomáticas, políticas y humanas que tenemos.
República Dominicana, indefectiblemente es vulnerable y tiene que invertir en la contratación de un traductor hábil y de confianza que maneje el idioma chino para conseguir la información necesaria y a tiempo para poder llegar a feliz término en las negociaciones.
Los chinos negocian de manera fría y calculadora y los dominicanos, por la ambición de obtener dinero fáciles, en reiteradas ocasiones firma documentos hasta sin haberlo leído.
Hemos tropezados en varias ocasiones y los tropezones deben hacernos levantar los pies.
Ojalá aprendan.
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