Por:Amboris Popoteur Zapata
Asesor
Fiscal. Reside en Santo Domingo.
Enviado por Juan Pablo Baourdierd
¿A algún ciudadano capitaleño
se le ocurriría quitarle el nombre a la Av. Juan Pablo Duarte, para
ponerle el nombre de José Francisco Peña Gómez?
¿Algún ciudadano de San
Cristóbal propondría quitarle el nombre a la Av. Constitución para ponerle el
nombre de un prominente político o ciudadano de esa provincia?.
Quien haga esas proposiciones
puede salir linchado.
Eso mismo pasa con lo que ha
sucedido en San Ignacio de Sabaneta y el cambio de nombre de la calle
Restauración por la del malogrado buen Senador, Darío Gómez.
Eso nunca debió de
ocurrir, la Restauración de la República Dominicana, es el segundo
hecho histórico más importante de nuestro país, después de la Independencia
Nacional.
Y para nuestra provincia es la
palabra más sagrada que tenemos, por la importancia de nuestra provincia
en esa gesta que repuso la Independencia y por la participación de tantos
próceres, dirigidos, quizás por el más ilustre de todos los
Restauradores, el General Santiago Rodríguez.
He visto las participaciones
del Senador actual de la provincia, señor Antonio Marte, así como
la del exalcalde señor William Torres y entiendo que están errados en sus
posiciones, y no entiendo cómo un nombre tan emblemático para el
país como la Restauración de la República sea sustituido, ya no por el nombre
de Darío Gómez, es que no debe ser sustituido por ningún otro nombre, porque no
hay sustituto histórico para ese hecho tan relevante, que nos devolvió la
patria que habíamos perdido.
Cuando se cambió el
nombre a Darío Gómez, entiendo que, en medio de la efervescencia
y el dolor ante terrible pérdida para todos, se hiciera esa solicitud, pero
faltó tacto y prudencia de los proponentes, por razones obvias ya explicadas
aquí.
Ningún sabanetero en su sano
juicio puede decir qué el ex Senador Darío Gómez no se merezca un
reconocimiento a su gran labor y compromiso con su provincia, porque los
méritos los tuvo y los tiene.
Los políticos que ahora han
repuesto el nombre de RESTAURACIÓN, les ha faltado el mismo sentido común que a los
primeros, para consensuar, conciliar y proponer una salida y un
cambio decoroso.
El nombre de Restauración de
la República debe prevalecer, sin maltratar la memoria y la obra del ex
Senador.
Prudencia, sensatez y
patriotismo, ante todo.
Ambiorix
Popoteur
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