Lloró, sufrió en soledad, pasó hambre, la única compañía que poseía eran las piedras de su entorno y recibió maldiciones de humanos ingratos por haberse secado sin tener culpa.
Por: Marcelo Peralta. Fotos Nicolás Almonte.
Monción, provincia Santiago Rodríguez, R.D.-Aquel río que vivió siniestros tiempos en períodos de miseria, calamidades que lo llevó a desaparecer de la faz de la Tierra.
Ahora retorna alegre, feliz, gentes visitan sus orillas, aprovecha el agua para beber, bañarse, refrescarse, aunque lo "insultaban", cuando languidecía, y a pesar de haber retornado, ni siquiera dan gracias al Creador del Universo.
En su vida útil, millares de bañistas diario y fines de semanas se beneficiaron de sus frescas aguas.
Ciudadanos pescaban, sacaban arena en provecho personal y "moribundo" jamás de acercaron a darle aliento.
Otros, en cambio, se convirtieron en bacterias humanas y cortaban árboles de sus riberas acelerando más rápido su extinción, a pesar que afectaban las venas acuíferas, sin importar sufriera daños severos.
Años de agonía, abandonado, triste, solo, sin esperanza de sobrevivir y nadie fue tan osado de ir a sus riberas a dar esperanzar de sobrevivir.
Estaban como esos seres humanos cuando la ciencia medica lo declara "vegetal humano por padecer alguna enfermedad terminal".
"Murió y nadie fue al velatorio".
Ha vuelto a la vida, tras torrenciales y persistentes lluvias, cuyas aguas se descarrilla desde la Cordillera Central y devolver el esplendor que lo caracterizó por décadas en beneficio de parroquianos.
La desgarradora historia y nostalgia es referente al río Gurabo, ubicado en el municipio general Benito Monción, provincia Santiago Rodríguez en la región Noroeste.
Para este afluente, las lluvias han sido de ayuda, bendiciones, porque ahora retorna alegre y feliz, presto a aportar riqueza al humano; trabajador agrícola cultivar alimentos y dar agua a sus animales.
Quienes lo abandonaron por décadas, han empezado a visitar sus orillas, aprovechar el agua que desciende por su cause provenientes de las empinadas montañas de la Cordillera Central.
Aquellos ingratos que le dieron la espalda al río Gurabo cuando desaparecía, han vuelto a bañarse en las refrescas, puras, cristalinas aguas, pero ni siquiera dan gracias al Creador del Universo por su retorno.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario