Una
operación internacional permitió apresar en República Dominicana al principal
investigado de una organización dirigida por rusos que habría estafado 645
millones de euros con inversiones falsas en plantas de cannabis de uso
medicinal.
La
banda criminal actuaba en 35 países, entre España (2), Alemania (2), Reino
Unido, Letonia, Polonia, Italia, República Dominicana donde bloquearon cuentas
bancarias por valor de 58 mil 600 euros; 116 mil 300 euros en criptomonedas;
106 mil euros en efectivo; diez bienes inmuebles por valor de 2,6 millones de
euros.
Estafa
piramidal
El
modelo de negocio consistía en utilizar el capital transferido de los
inversores a los socios cultivadores para financiar la cría de plantas de
cannabis; una vez hecha la cosecha, se vendería el producto y la plataforma
recibiría una parte del beneficio que, posteriormente, devolvería al inversor.
Con
este sistema se prometía a las víctimas beneficios de entre el 70% y el 168% al
año, según la especie de cannabis.
Para
facilitar la captación de clientes y ofrecerles confianza, la plataforma
contaba con oficinas físicas de información al inversor en ciudades de Europa
(Valencia, Berlin, Zúrich, Ámsterdam y Lisboa).
En
ese operativo han participado fuerzas de seguridad españolas, dominicanas,
alemanas, francesas, estadounidenses, británicas, la Policía Internacional-Interpol-;
EUROPOL y EUROJUST.
Agentes
intervinieron joyas, obras de arte, vehículos de alta gama; material
informático y diversa documentación.
Esos
ladrones hicieron blanqueo por 4,5 millones de euros de una cuenta que la
organización tenía en Chipre; cuatro cuentas más de bitcoins valoradas por
valor de 1,4 millones de euros.
La
Audiencia Española investigaba desde septiembre de 2022 a la organización Juicy
Fields, después de que el juez Manuel García Castellón admitiera a trámite una
querella contra esta sociedad, que ofrecía rentabilidades muy altas en cultivos
de marihuana con usos medicinales.
Los
estafadores operaban con una plataforma de inversión fraudulenta y habrían
cometido un delito de estafa masiva, basado en una fuerte inversión en campañas
publicitarias, presencia en eventos y ferias cannábicas para captar clientes.
Agentes
españoles comprobaron fondos captados no se reinvertían en cannabis medicinal,
sino que parte se destinaba a pagos parciales a las víctimas, otra porción al
marketing y una gran parte al enriquecimiento de los investigados.
La
mayor parte del dinero de los inversores se ocultaba con un complejo entramado
de cuentas bancarias, sociedades pantalla y testaferros de Europa del Este.
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