El periódico norteamericano New York Time de Estados Unidos, reseña la trayectoria del asesinado presidente haitiano Jovenel Moise.
El rotativo, que produce un millón 39 mil 31 ejemplares por día y un millón 451 mil 233 cada domingo dice que mientras los gobiernos extranjeros evaluaban con dificultad la situación tras el asesinato del presidente Moise, millones de haitianos nerviosos se congregaban en torno a aparatos de radio; televisión y evitaban salir a las calles.
También, indica el diario norteamericano que mientras intentaban comprender lo que los siguientes días podrían traer.
La esposa de Moïse, Martine Moïse, también resultó herida en el ataque, indicó el primer ministro interino, Claude Joseph, en un comunicado. No se conoció de inmediato en qué condición se encontraba ella.
Una selección semanal de historias en español que no encontrarás en ningún otro sitio, con eñes y acentos.
Sign Up
“Un grupo de individuos no identificados,
algunos de los cuales hablaban español, atacaron la residencia del presidente
de la república y por ende hirieron de muerte al jefe de Estado”, dijo el
primer ministro pero había poca información sólida sobre quién pudo haber
llevado a cabo el asesinato.
En una entrevista telefónica con The New York times, Joseph dijo que por el momento él estaba dirigiendo el país.
No obstante, no queda claro cuánto poder tiene
ni por cuánto tiempo.
Señala que esperaba que un nuevo primer
ministro remplazara a Joseph esta semana y el presidente del más alto tribunal
del país, que habría podido ayudar a restablecer el orden, murió en junio de
COVID-19.
Más tarde el miércoles, en una transmisión
televisada a la nación, Joseph se presentó como líder del gobierno y anunció
que él y los ministros habían declarado un “estado de sitio”.
Joseph pidió calma.
“Busquemos la armonía para avanzar juntos,
para que el país no sucumba al caos”, dijo.
También prometió que el grupo responsable por
el asesinato sería llevado ante la justicia.
La noticia remeció al país caribeño, una
nación a poco más de 1000 kilómetros al sureste de Miami. Pero la crisis no es
reciente.
En los últimos meses, las calles de Haití han
estado repletas de furiosas protestas exigiendo la remoción de Moïse. Él se
aferró al poder y gobernó por decreto durante más de un año, incluso pese a que
muchas personas —entre ellas constitucionalistas y expertos legales—
argumentaban que su mandato ya había concluido. Otras instancias
internacionales y países, como Estados Unidos, respaldaron su postura de que el
mandato de Moïse no terminaba hasta el próximo año.
Las calles las controlan grupos criminales
armados que acostumbran secuestrar incluso a niños en edad escolar y a
ministros religiosos a mitad de sus servicios en las iglesias. La pobreza y el
hambre van en aumento y el gobierno ha sido acusado de enriquecerse y de no
proveer los servicios más básicos. Ahora, el vacío político que dejó el
asesinato de Moïse podría alimentar un ciclo de violencia, advirtieron los
expertos.
Hace más de dos siglos, los haitianos lucharon
para liberarse del yugo de la Francia imperial y poner fin a una de las
colonias esclavistas más brutales del mundo, una que le dio enormes riquezas al
país europeo.
Lo que inició como un levantamiento de los
habitantes esclavizados a principios del siglo XVIII, al final condujo a la
sorprendente derrota de las fuerzas napoleónicas en 1803.
Pero el sufrimiento de los haitianos no
terminó con el derrocamiento de los franceses.
Más recientemente, el país sufrió más de dos
décadas de dictadura con François Duvalier, conocido como Papa Doc, y luego con
su hijo Jean-Claude, conocido como Baby Doc.
En 1990, Jean-Bertrand Aristide, un sacerdote
de una zona pobre, fue electo presidente de Haití. Pero antes de cumplir un año
en el poder fue depuesto en un golpe.
Después de un terremoto devastador hace 11
años, el país no ha logrado reconstruirse, y muchos dicen que ha empeorado, a pesar
de los miles de millones de dólares de ayuda que ha recibido para la
recuperación.
El miércoles, Joseph dijo que el presidente
había sido “asesinado cobardemente” pero que los asesinos “no pueden matar sus
ideas”. Llamó al país a “estar en calma” y dijo que daría un mensaje a la
nación.
Aseguró que la situación de seguridad del país
estaba en control de la policía y el ejército. No obstante, los observadores
internacionales advirtieron que la situación podía salirse de control
rápidamente.
Didier Le Bret, exembajador de Francia en
Haití, afirmó que la situación en Haití se había tornado tan volátil que
“muchas personas tenían interés en deshacerse de Moïse”.
Dijo que esperaba que Joseph pudiera gobernar
el país, a pesar de su falta de legitimidad política.
Le Bret criticó a la comunidad internacional
por ignorar la situación política inestable en Haití y dijo que ahora debería
ayudar al país a “garantizar una transición pacífica”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario