12 jun 2021

Ciudadanos de Santiago Rodríguez lamentan muerte del comerciante Don Rafael Rodríguez.

Por Marcelo Peralta

SABANETA, Santiago Rodríguez, R.D.- Dejó de existir en esta ciudad el pasado presidente de la antigua Asociación de Comerciantes Detallistas, Don Rolando Rodríguez,  un hombre honesto, de actitud definitoria que caracteriza la calidad humana, excelente padre y compañero sentimental ejemplar.

Don Rolando Rodríguez era nativo de la comunidad Pata de Vaca, dueño de un colmado ubicado en su casa de la esquina que forman las calles General Gregorio Luperón y San Ignacio y su deceso se debe a quebrantos de salud que padecía.

Además del colmado, anexó en su casa un comercio para la venta de comida cocida donde vende platos diversos al gusto de los ciudadanos.

Dotado de honestidad, coherencia, sinceridad, valores de verdad y justicia, adquirido en el núcleo familiar que impregnó a sus hijos Olga, Rolando, Arelis y otros procreados con Doña Zuna.

Su cadáver ha sido expuesto en la Funeraria Santa Clara situada en la esquina que forman las calles General Pedro Thómas y José Marte.

Hombre revestido de la honradez en el sentido más evidente de la palabra, de trato simple, afable,  respeto a la verdad, cuidadoso en relación interpersonal, evidenciado por los hechos y las personas que lo rodeaban.

Era muy valorado, su muerte afecta a segmentos de la sociedad, en que muchos acuden a la funeraria a despedirlo, a reflexionar acerca de esa cualidad que constituyó en un hombre de actitud, decencia, observado y apreciado.

Siempre fue de condición fundamental en las relaciones interpersonales, con ciudadanos de todas las edades, ideologías, por lo que lograba con facilidades amistades auténticas, siendo un hombre honesto, sincero y solidario.

En la ciudad de Sabaneta fue hombres de los que hacían negocios con la palabra “empeñada”, comprometido a cumplir con algo acordado, sin necesidad de firmar un papel, porque estaba de garante la honestidad.

Otorgaba a sus semejantes la justeza de los actos, valoraba a las personas cumplidoras de los deberes ciudadanos, sin necesidad de dar pretextos a mentir para encubrir la falta de responsabilidad.

Mostró fidelidad a sus promesas, a los compromisos sin importar la dimensión, jamás en procura de beneplácito personal, ni filosofía como ocurre con algunos ciudadanos que creen en ser solo popular.

Mostró cuando fue presidente de la antigua Asociación de Comerciantes Detallistas en el Municipio de Sabaneta que no permitía a miembros que se divorciara de la honestidad; demostrado de que en caso ocurrir cualquier equivocación la asumía de forma responsable y personal, sin importar los riesgos.

Fue un consejero de la juventud revestido de honestidad, de valores que generaban imagen, a quienes esgrimía consejos de cualidades, ganándose el respeto colectivo.

Hubo ocasiones, que su casa se convertía en lugar de protección de estudiantes cuando la Policía y los guardias los perseguían en tiempos de los 12 años de Joaquín Balaguer y en las movilizaciones que salían del Liceo Secundario Librado Eugenio Belliard cuando funcionaba en el edificio donde opera en la actualidad del Ayuntamiento  Municipal.

El corazón de Don Rafael Rodríguez estaba lleno de franqueza, en que asumía la verdad de quien tenía la razón, mantenía acercamiento con ciudadanos de diferentes corrientes políticas, sociales, religiosas.

Sobre el aspecto familiar, dedicó empeño para ver a sus hijos realizados en la búsqueda de profesiones, cuidando siempre los principios éticos generales que justificaran el comportamiento moral.

Actuaba de conformidad con lo que consideraba correcto, sin importar los escenarios, sentimientos y cualidades de las personas, niveles educativos y la razón se la llevaba el que era justo en las deliberaciones, porque su norte eran los principios y la honestidad.

 

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