Por Marcelo Peralta
SABANETA, Santiago Rodríguez,
R.D.- Dejó de existir en esta ciudad el pasado presidente de la antigua
Asociación de Comerciantes Detallistas, Don Rolando Rodríguez, un hombre honesto, de actitud definitoria que
caracteriza la calidad humana, excelente padre y compañero sentimental ejemplar.
Don Rolando Rodríguez era
nativo de la comunidad Pata de Vaca, dueño de un colmado ubicado en su casa de
la esquina que forman las calles General Gregorio Luperón y San Ignacio y su deceso se debe a quebrantos de salud que padecía.
Además del colmado, anexó en
su casa un comercio para la venta de comida cocida donde vende platos diversos
al gusto de los ciudadanos.
Dotado de honestidad, coherencia,
sinceridad, valores de verdad y justicia, adquirido en el núcleo familiar que
impregnó a sus hijos Olga, Rolando, Arelis y otros procreados con Doña Zuna.
Su cadáver ha sido expuesto
en la Funeraria Santa Clara situada en la esquina que forman las calles General
Pedro Thómas y José Marte.
Hombre revestido de la honradez
en el sentido más evidente de la palabra, de trato simple, afable, respeto a la verdad, cuidadoso en relación interpersonal,
evidenciado por los hechos y las personas que lo rodeaban.
Era muy valorado, su muerte
afecta a segmentos de la sociedad, en que muchos acuden a la funeraria a despedirlo,
a reflexionar acerca de esa cualidad que constituyó en un hombre de actitud,
decencia, observado y apreciado.
Siempre fue de condición
fundamental en las relaciones interpersonales, con ciudadanos de todas las
edades, ideologías, por lo que lograba con facilidades amistades auténticas,
siendo un hombre honesto, sincero y solidario.
En la ciudad de Sabaneta fue hombres
de los que hacían negocios con la palabra “empeñada”, comprometido a cumplir
con algo acordado, sin necesidad de firmar un papel, porque estaba de garante
la honestidad.
Otorgaba a sus semejantes la
justeza de los actos, valoraba a las personas cumplidoras de los deberes ciudadanos,
sin necesidad de dar pretextos a mentir para encubrir la falta de
responsabilidad.
Mostró fidelidad a sus
promesas, a los compromisos sin importar la dimensión, jamás en procura de
beneplácito personal, ni filosofía como ocurre con algunos ciudadanos que creen
en ser solo popular.
Mostró cuando fue presidente
de la antigua Asociación de Comerciantes Detallistas en el Municipio de Sabaneta
que no permitía a miembros que se divorciara de la honestidad; demostrado de
que en caso ocurrir cualquier equivocación la asumía de forma responsable y personal,
sin importar los riesgos.
Fue un consejero de la
juventud revestido de honestidad, de valores que generaban imagen, a quienes esgrimía
consejos de cualidades, ganándose el respeto colectivo.
Hubo ocasiones, que su casa
se convertía en lugar de protección de estudiantes cuando la Policía y los
guardias los perseguían en tiempos de los 12 años de Joaquín Balaguer y en las
movilizaciones que salían del Liceo Secundario Librado Eugenio Belliard cuando
funcionaba en el edificio donde opera en la actualidad del Ayuntamiento Municipal.
El corazón de Don Rafael
Rodríguez estaba lleno de franqueza, en que asumía la verdad de quien tenía la
razón, mantenía acercamiento con ciudadanos de diferentes corrientes políticas,
sociales, religiosas.
Sobre el aspecto familiar, dedicó
empeño para ver a sus hijos realizados en la búsqueda de profesiones, cuidando
siempre los principios éticos generales que justificaran el comportamiento
moral.
Actuaba de conformidad con lo
que consideraba correcto, sin importar los escenarios, sentimientos y
cualidades de las personas, niveles educativos y la razón se la llevaba el que
era justo en las deliberaciones, porque su norte eran los principios y la
honestidad.
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