Fue hace 550 años en la
civilización Chimú.
Un grupo de arqueólogos
ha descubierto el lugar del mayor sacrificio de niños ocurrido
en la América prehispánica.
Luego de investigar una
serie de restos fósiles, los expertos señalaron que este sacrificio
masivo ocurrió muy cerca de Chan Chan, en La Libertad.
Los investigadores
descubrieron una hecatombe sin precedentes, en la que murieron casi de manera
simultánea 140 niños y 200 llamas.
“Es complicado saber si
pasó el mismo día, pero sí en el transcurso de una semana o unos pocos
días", explicó el arqueólogo de la Universidad Nacional de Trujillo
Gabriel Prieto, promotor del descubrimiento junto a su colega John Verano, de
la Universidad de Nueva Orleans en Estados Unidos.
Según Prieto, el
sacrificio fue posiblemente una "respuesta desesperada" de los gobernantes
Chimú frente a una inundación o riada causada por las lluvias torrenciales del
Fenómeno de El Niño.
Según revela la
investigación, los estudiosos están "casi convencidos" de ello,
porque en la costa peruana nunca llueve torrencialmente, salvo cuando se da “El
Niño”.
Señalaron que los cuerpos
habían sido depositados sobre una capa de barro húmeda en la que quedaron las
huellas de los pies descalzos de los niños, las sandalias de los adultos que
los llevaron hasta ese lugar y las pezuñas de las llamas.
Aunque no existen textos
que narren este multitudinario sacrificio, los investigadores apuntan a que fue
una ofrenda para aplacar la ira de los dioses y así disminuir las lluvias, que
podían poner en riesgo la ciudad de barro Chan Chan, el mayor exponente
arquitectónico de los Chimú, declarado patrimonio de la Humanidad y donde
llegaron a vivir 60 mil personas.
“Ellos ofrecieron lo más
importante que tenían. Por un lado, sus niños, y por otro, las llamas, el único
animal de carga de la zona andina que además era un elemento importante en la
dieta, ya que su carne era lo más consumido por los Chimú", explicó
Prieto.
El sacrificio consistió
en hacer un corte horizontal en el pecho que partiera el esternón por la mitad
para, posiblemente, romperles la caja torácica y quizás extraerles el corazón,
"aunque eso es muy difícil de demostrar", aclaró el arqueólogo.
Los restos de la matanza
ritual, ubicada en el sitio arqueológico Huanchaquito-Las Llamas, comenzaron a
ser desenterrados en 2011, con el apoyo de la Municipalidad de Huanchaco y la
Universidad de Yale, después de que los primeros restos óseos emergieran en
mitad de una zona ya urbanizada.
Hasta 2014 no se reanudó
la investigación.
El hallazgo fue difundido
en exclusiva en el sitio web de Nacional Geographic que financió la
investigación, y reveló la importancia de este descubrimiento.
“Es complicado saber si
pasó el mismo día, pero sí en el transcurso de una semana o unos pocos
días", explicó el arqueólogo de la Universidad Nacional de Trujillo Gabriel
Prieto, promotor del descubrimiento junto a su colega John Verano, de la
Universidad de Nueva Orleans en Estados Unidos.
Según Prieto, el
sacrificio fue posiblemente una "respuesta desesperada" de los
gobernantes Chimú frente a una inundación o riada causada por las lluvias
torrenciales del Fenómeno de El Niño.
Según revela la
investigación, los estudiosos están "casi convencidos" de ello,
porque en la costa peruana nunca llueve torrencialmente, salvo cuando se da “El
Niño”.
Señalaron que los cuerpos
habían sido depositados sobre una capa de barro húmeda en la que quedaron las
huellas de los pies descalzos de los niños, las sandalias de los adultos que
los llevaron hasta ese lugar y las pezuñas de las llamas.
Aunque no existen textos
que narren este multitudinario sacrificio, los investigadores apuntan a que fue
una ofrenda para aplacar la ira de los dioses y así disminuir las lluvias, que
podían poner en riesgo la ciudad de barro Chan Chan, el mayor exponente
arquitectónico de los Chimú, declarado patrimonio de la Humanidad y donde
llegaron a vivir 60 mil personas.
“Ellos ofrecieron lo más
importante que tenían. Por un lado, sus niños, y por otro, las llamas, el único
animal de carga de la zona andina que además era un elemento importante en la
dieta, ya que su carne era lo más consumido por los Chimú", explicó
Prieto.
El sacrificio consistió
en hacer un corte horizontal en el pecho que partiera el esternón por la mitad
para, posiblemente, romperles la caja torácica y quizás extraerles el corazón, "aunque
eso es muy difícil de demostrar", aclaró el arqueólogo.
Los restos de la matanza
ritual, ubicada en el sitio arqueológico Huanchaquito -Las Llamas, comenzaron a
ser desenterrados en 2011, con el apoyo de la Municipalidad de Huanchaco y la
Universidad de Yale, después de que los primeros restos óseos emergieran en
mitad de una zona ya urbanizada.
Hasta 2014 no se reanudó la investigación.
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